... tan sereno que, a veces; pareciera que estuviera seco o muerto.

El árbol

Desde una de mis galerías, tengo vistas a las que llamo; vistas saludables. Sí, porque, personalmente,  siento que traen paz y salud a mi espíritu, lo cual contribuye a mantener mis sistemas físicos, saludables.

Hay una ribera de álamos y más allá del río,(que no veo, aunque soy consciente de su presencia al otro lado) ...

más allá, os decía, hay una ladera, con mucha vegetación,:

arbustos, árboles, plantas tapizantes y más... de distintos tonos de verde. Esto, crea un paisaje amigo, que es el primero al que doy los buenos días... y las gracias por el bien que trae a mi existencia espiritual y humana. Desde siempre he valorado estas vistas, pero claro; en el presente encierro, en el que apenas puedes salir y cuando sales, te "chocas" con  asfalto y  bloques más o menos altos, pues mucho más.

Aunque también; y gracias al universo, en estas calles y avenidas del barrio en que habito, conviven junto a nosotros, unos bellos y generosos árboles,... unos de especie alta, otros de especies más pequeñas, pero todos, muy apreciados y admirados. Para mí, la naturaleza, es como el agua; ¡tan necesaria...!

desde siempre, he sentido la necesidad de estar en contacto con ella...

también quiero poner en valor, hoy, la compañía de mis múltiples plantas de interior, que son bastantes. Estoy segura, que parte de la serenidad que he ido  adquiriendo, me la dan ellas con su cercanía al compartir su buena energía y al limpiar de agentes tóxicos el interior de mi hogar, que, como en el exterior, nunca faltan.

Y, volviendo a mi galería con vistas...

recuerdo, que en los primeros días del confinamiento, los álamos de la ribera, estaban aún esqueléticos, sin hojas, parecían carentes de vida, pero con el paso de los días, poco a poco comenzaron a cambiar y ya lucen sus mejores vestidos.

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"Los álamos del río"

(Juan Ramón Jiménez)

"Verdes álamos de música que cantáis por el camino, ¿hasta dónde vais cantando con la corriente del río? Y tú, camino sin nadie, todo verde y florecido, ¿quién te fue abriendo en el valle y hasta dónde, di, camino? Es la tarde; la ribera tiene sueño, canta un grillo... Yo he venido a ver el agua melancólica del río."

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https://youtu.be/dLT2iHxiH50

Serenamente, día a día, observaba a estos maestros, tan humildes y callados, que solo se atreven a alterar el silencio cuando el aire o el viento los conmueve y zarandea...

Ayer; o hace apenas nada, parecían árboles muertos.

Era solo eso, una apariencia externa. Poco a poco, paso a paso, lentamente pero sin tregua... tomando de la lluvia y el sol,  vi como iban resucitando. Nacieron brotes, yemas, hojas, ramas blancas y tiernas que; luego, tornáronse verdes y volanderas.

Fue así como en serenidad, como en un susurro imaginado, habláronme de esperanza y de una realidad nueva... sin impaciencia y en confianza.