...hay días para todo. están esos días en los que parece que no llegamos a todo, nos consume la prisa, quisiéramos  hacer más de lo que podemos y acabamos  derrotados en esa lucha o intento.

Están esos días, por el contrario,  en los que te preguntas. "¿Qué hago? y no se te ocurre nada de nada (no das) y es mejor  tomarlo serenamente. A mí cuando me pasa, ya sé que lo mejor es no intentar nada, pues hacer sin sentido, y porque sí "me aplasta" así que, ya sé que no sé qué hacer y lo acepto.

¡Ay! (suspiro "irresponsable") que paz aceptar, humildemente, que no sabes, niña!

La verdad, no está mal darse cuenta y relajarse un poco (descansar) y llegado otro día continuar... Sí.

Hay, no obstante, otros (otros días) en los que salta un chispa ( o la liebre) y ves algo... reconoces algo que conoces o sientes;que recuerdas ¡eureka!... ya estaba dentro ¡resuena! ¡es real!

Y ante esto, también hay que echar mano de la verdadera humildad y dejarse de tontás como la falsa modestia. Si lo ves lo ves, porqué negarnos o menospreciarnos...

El otro día a mí me pasó algo así, no es que sea nada del otro jueves, lo había "visto" otras veces (y otras personas también, incluso es muy  comentado por muchos) pero es que la visión o sensación no fue la de siempre. No fue la típica y repetitiva que en general  todos comentamos, no. Surgió la resonancia de una forma brillante grandiosa.

 Hace mucho, llegué a la conclusión de que si había algún pecado, este, era la ignorancia; porque verdaderamente, hay un millón de cosas que no se pensarían, dirían ni harían, si fuéramos realmente conocedores y conscientes. Y, de hecho; en la filosofía budista, está reconocida como una de las raíces del mal o de los tres venenos... según esa filosofía hay tres fuegos que nos consumen:

Ignorancia, apego y odio

Y, desde luego cualquiera de los tres, puede hacernos vivir un infierno. Esto no lo digo porque me lo hayan dicho, ni por creencia, sino por experiencia propia. En mi caso, se entremezclaron los tres. Uno, dio lugar a los otros. Pero aquí estoy (jeje) porque todo veneno tiene su antídoto y yo conseguí  una gran dosis que me liberó ¡bendito y sagrado es!

Pero al margen de estos tres venenos, yo ví el otro día algo más, que tenemos adherido, cual cataratas a los ojos; y que nos ciega,  atonta y manipula perversamente... y en estos momentos, más que nunca. Les llamamos creencias. Y, Efectivamente, somos muchos, los que en consciencia sabemos ya el daño que que pueden hacer (y hacen) muchas creencias asumidas como reales; por no decir todas.

Pero lo que ví (resonó) va más allá, parece que va de eso y por obvio es invisible

se trata de, lo que sabes y no es verdad... crees en ello pero; es irreal. Una irrealidad mágica, porque cuando crees en algo, aún siendo falso, le das poder a ello (una falsa realidad)  y, también, "al mago ilusionista." Y este, si le conviene te mantendrá hipnotizado, pues te has prestado (consentido) a que te hipnotice.

Lo que sabes y no es verdad, son todas esas cosas que nos van inoculando desde la cuna y damos por ciertas,cuando realmente no son reales... nos van inoculando dosis tan mínimas que es difícil darse cuenta aunque está todo a la vista y ante tus ojos. Es un teatro en el que todo está ante tí, pero tú crees que te estás dando cuenta , pero no es así. ¡cuántas veces habremos comentado, lo de las creencias familiares, culturales, religiosas, etc.,! como si fuera algo en lo que estamos totalmente conscientes y por tanto nos quedamos ahí, sin ir más allá a mirar y ver que la trampa es esa, que te la ponen ante los ojos para que no caigas en la tentación de investigar qué hay más allá, porque ya te dejan claro, "los magos" que solo son creencias que no van a ninguna parte y que nosotros, todos, ya lo sabemos y solo los más antiguos, de otra época y no leídos, caían en ellas jeje...

y hasta aquí llego, no sé si habré conseguido aclararlo suficientemente. En cualquier caso, dejo un hilo del que tirar si os apetece o es vuestro momento para ello.

Pero antes de terminar, un verbo ;)

El verbo es, inocular... escogido  por su etimología. Se dice de él lo siguiente:

"El verbo inocular viene del verbo latino inoculare, compuesto de in- (hacia el interior) y oculus (ojo). Era un vocablo procedente en origen del campo de la magia y las creencias populares, referidas al llamado "mal de ojo". Significaba "meter el ojo dentro", es decir, causar mal de ojo."

Y digo que;

hace mucho que sabemos que el ojo nos engaña y solo vemos lo que creemos, así que cuidemos las visiones que nos llevan a creer lo que sabes y no es verdad

"Las citas célebres que más nos impactan expresan obviedades:

“Donde todos piensan igual nadie piensa mucho“ de Walter Lippmann,

:)

por ejemplo.

"Vivimos entre obviedades tan claras e invisibles como el aire que respiramos diariamente."

https://youtu.be/DnXNitcFq3k