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26 febrero 2020 3 26 /02 /febrero /2020 19:41

 

 

 

 

4
“El último caramelo”

 

(Quien da lo que tiene, lo da todo)

 

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Cap/4

 

 

 

 

“Querida amiga, si estás leyendo estas letras…”

 

Así comenzaba la carta, de despedida que Arturo escribió, sin fecha, y que encontré, después de su muerte, tal como él me dijo, en un pequeño receptáculo secreto que había al fondo del último cajón de su mesa.

 

Queridos lectores, Arturo, ya no será quien continúe la narración. La enfermedad, le arrebató las fuerzas, primero. Y después, la vida…, mi viejo amigo ha fallecido

(Descansa en paz y amor, querido de mi alma)

 

Ahora, seré yo la que siga adelante con lo que él comenzó, según su propio deseo.

Aunque procuraré ser fiel a su estilo, lo cierto es que él me pidió otra cosa. Él, quería que a la hora de narrar, me metiera en cada papel y personaje…, a ver si se da el milagro.

 

Escribió:

 

“Siente y rompe, en todo lo posible, el molde que crees ser. Créeme, sin haberlo sentido siquiera, no sabes de qué manera te tiene presa y oprimida”…

….

 

 

“Teniendo en cuenta que el creador o autor de una obra, escrita, está en sus personajes, que es su vida la que da existencia a cada uno y que da, de sí mismo, luz y sombra a múltiples facetas… Ahora tú, amiga; infundirás, también, tu luz y tu sombra en ellos. De algún modo, cambiarán, pero sin dejar de ser lo que fueron, no tengas miedo… Es algo así, como cuando alguien “te toca”... hay un antes y un después.

 

Nosotros, damos, la posibilidad de salida, nacimiento/muerte. Ambas son puertas de salida, de cambio de estado... Posibilitamos a los personajes y ellos nos ayudan a ver y conocernos un poco mejor.

 

¿Recuerdas cuando eras pequeña y jugabas a la gallinita ciega? Mientras estabas con la venda en los ojos, te topabas con cosas y con bultos, que; la mayor parte de las veces escapaban, nos empujaban y no nos daban la oportunidad de atraparles e intentar adivinar, al menos, qué o quién podía ser… Pues en este otro juego de personajes se trata de lo contrario. Se trata, de quitar la venda y  ver esas sombras, de sentirlas…

Pero sobre todo, teniendo en  cuenta que todo eso estaba dentro,  antes de verlo afuera ¿…? por eso; decía, que has de dejar que se quiebre el molde; que sería, para el caso, como aceptar que vamos con una venda por el mundo …”

Arturo

 

...

 

Amigos:

 

No sé muy bien cómo seguir la historia, o por dónde continuarla… Creo que me dejaré llevar por mis sentimientos. Os ruego paciencia y, por favor, no esperéis continuidad, no puedo seguir el relato por donde ni como  lo llevaba Arturo. Y, aunque esto parezca un salto en la historia, calma..., al final, todas las piezas del rompecabezas encajarán… O eso espero. Gracias.

 

 

  Siento que, ante todo, tengo que contaros cómo fueron sucediendo las cosas en los últimos días de la vida de mi amigo:

 

 

Aquella noche:

Nuestro amigo, había cenado en casa y ya en la puerta, al despedirse, me dijo que hiciera el favor de llamarle cuanto antes. Me dijo, que quería contarme algo importante; así que le prometí llamarle al día siguiente sin falta.

 

Mi marido, después que se marchó,  comentó que sospechaba que se trataba de su salud. Según él, le veía bastante desmejorado. En cambio yo, dije, que lo veía bien e incluso más feliz que otras veces,… que había observado cómo no paraba de reírse con los niños y que su paciencia con ellos, en los últimos tiempos, era inagotable…

 

Pero, aunque todo eso era cierto… También lo era aquella intuición que él me acababa de confiar.

 

Sí, algo había notado yo, también, en el aspecto de Arturo. Parecía cansado y había algo que le mantenía distraído, por una parte, y por otra, sorprendía su inesperada y exagerada tolerancia con todo. Pero, como a él no le gustaba que estuvieran pendientes de sus cambios, me limité a dar gracias en silencio y a disfrutar de su buen humor, como de su compañía constante en los últimos días…

 

  Pasaba bastante tiempo con nosotros, a veces, incluso se quedaba a dormir. Como sabía que siempre estaba preparado el cuarto de invitados, no sentía incomodar un poco (según él) y decía riendo:

 

“¡Os tomo la palabra y la cama!”

 

Aceptaba ya, nuestras invitaciones, suficientes veces, como para que comprendiéramos que nos había aceptado, también,  como a su familia incondicional. Desde luego, se le veía muy feliz e integrado con nosotros.

 Los niños; le habían tomado tanta confianza, que en cuanto, el padre o yo, les negábamos algo, a escondidas, hablaban con él para que les ayudase con lo que fuera…

Siempre  decía:

 “Al final acabaré creyendo de verdad que soy el abuelo de estos niños”.

 

Nosotros, le decíamos que así lo sentíamos todos.

 

“Y además, eres un gran amigo al que nos hemos vuelto adictos, te estimamos  mucho, Arturo…” le dije en una ocasión.

Él, se limitó a darme las gracias, ofreciéndome al tiempo un caramelo de regaliz que se sacó del bolsillo.

 

Me eché a reír diciendo: “¡qué generoso!”

 

Él, siguiendo la broma dijo:

 

“Desde luego que sí, el que da lo que tiene, lo da todo, y este,… ¡era el último caramelo!"

 

Querido Arturo: solo he empezado a escribir y ya comienzo a presentir ese algo que se quiere ir rompiendo... ¡ojalá sea posible!

 

 

 

Gracias, por confiar, por creerme capaz de hacer algo más por ti

(por mí)

Te Quiero,

Amèli

 

 

 

 

 

 

 

 

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9 octubre 2019 3 09 /10 /octubre /2019 19:35

 

 

-Los trigos, cariño, también fueron verdes o inmaduros antes de ser pan para todos…

Soy Feliz y tengo paz…porque tengo amor.

...

 

Recordando un capítulo de mi viejo borrador... ¿os animáis a leer conmigo?

 

 

 

 

 

15

 

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Cap/15

 

 

 

EL AMOR BASTA

 

 

 

 

Como te contaba, querida Amèli, en cuanto reaccioné me levanté y seguí a Marion…

 

Se había ido al dormitorio. Antes de entrar ya la oía llorar desconsolada. Al entrar la vi echada sobre la cama. Al fin se había dejado llevar por el dolor que la consumía, silenciosamente, hasta ese momento… Volví a sentir pánico, ¡Se la veía tan hundida! Realmente sufría como si fuera responsable de los malogrados embarazos.

 

Me senté a su lado y comencé a acariciar, con mimo, su hermosa cabeza. Después, al ver que no me rechazaba me eché a su lado y la abracé, pero no sabía qué decir…Lloré en silencio, pidiendo a Dios que nos ayudase. Es horrible sentirse impotente ante el dolor de alguien amado…” ¡Ayúdame a ayudarla, Dios mío!” Rogué, esa era mi persistente oración.

 

¡¿Por qué el ser humano siempre está dispuesto a cargar con culpas desconocidas, imaginadas, ¡presentidas..! ¡Porqué se entrega tan fácilmente al sufrimiento haciéndose verdugo y víctima de sí mismo?

 

Aunque, Marion, tuviera un sentido interior que la comunicase con una memoria antigua, todo era, en este plano, algo inconsciente que la llevaba a una presunción absurda y masoquista ¡cómo sufría tanto por algo que no conocía y, que, como supuesto, parecía una locura!…

 

No podía comprenderlo. Yo mismo, que sí conocía los hechos acontecidos, sin embargo, no sentía culpabilidad o responsabilidad alguna, ni en ella, ni en mí mismo.

Ese “sistema de pago” que había leído o le habían contado no tenía sentido fuera del pensamiento humano. Solo “humanamente” se practicaba la condena y el castigo. Si había algún tipo de continuidad en la experiencia del alma no podía ir por ahí; otra cosa era, la ignorancia y que ante ella, se hubiera buscado e interpretado con arreglo a nuestra idea mental, lo que significa justicia.

 

 

Mi abrazo y cercanía, parecían haberla reconfortado, ya no lloraba con tanta intensidad y sin control. Se volvió y se apretujó contra mi pecho buscando calor, consuelo… Me incorporé para coger la manta que había doblada a los pies de la cama. La extendí sobre los dos. Atraje a Marion y pasé un brazo bajo sus hombros, rodeándola con él; mientras con la otra mano iba limpiando sus lágrimas y acariciando ese rostro tan amado…

 

-Nunca imaginé que se pudiera amar tanto, amor mío. ¡Te amo más que a mí mismo!

-¡Te quiero tanto, Marion!

 

Así fue como pude hablar de nuevo, de puro amor incontenible. Deseaba tanto arrancarla de aquél dolor…Continué hablando:

 

-Me gustaría tener alguna solución, dar otra visión a esa tortura. He estado pensando en eso que ahora crees, lo de la reencarnación y el pago de las supuestas deudas. Me gustaría intentar ayudarte a cambiar esa idea… Siento que es vital que cambies de pensamiento, que empieces a dudar, al menos, de un supuesto tan “humano” y cruel…

 

La besé y le pregunté: -¿Me dejarías intentarlo, mi vida?

 

Levantó la cara hacia mí… Sus ojos, enrojecidos y llorosos, suplicaban, más que pedían: “¡Por favor…!”

 

Todo sucedió imprevisiblemente, como dije. Como si de puro amor, algo en mí hubiera tomado las riendas… yo no había pensado siquiera en hablarle de mis reflexiones y mucho menos en contarle lo que sabía (me asustaba demasiado el posible efecto que le causaría descubrir, en tal momento, algo así) no había pensado nada concreto, ni sabía  qué podía decir… Solo sentí que necesitaba y quería ayudarla, y ella; necesitaba y quería que yo lo intentara. Eso era lo importante, el camino había sido abierto por los dos…

 

Comencé:

 

 

 

-Escúchame, Marion… Si hay, como supones, un pasado terrible, no podemos borrarlo o arreglarlo con nuestro dolor ¿…?. Solo podemos intentar aceptar, aún sin comprender… Como si fuéramos los padres de una criatura que hizo alguna fechoría. ¿Recuerdas la historia del hijo pródigo, cariño? Pues algo así es lo que digo. El padre, ante su vuelta, tenía dos opciones: La del reproche, el castigo y consiguiente sufrimiento. O, la que tomó:

Salió al camino a recibirlo en cuanto le dijeron que se acercaba. Lo abrazó feliz, lo llevó con él de nuevo y organizó una fiesta  para celebrar su vueta. Hay quien dice, que era tan buen padre que eligió el perdón. Sin embargo, lo que siento yo, es que como amaba tanto a su hijo lo que más necesitaba era abrazarlo, mostrarle su amor, y ser feliz a su lado. Y así, el hijo, a pesar de cualquier hecho pasado, comprendió que a los ojos del padre, su amado padre, siempre sería inocente y libre…  Libre del pasado.

 

En ese momento, amiga… vi a Marion sonreir y llorar tranquila, agradecida…

 

Animado, seguí:

 

 

 

 

-Los trigos, cariño, también fueron verdes o inmaduros antes de ser pan para todos…

 

Nosotros, mi vida, también, somos un fruto. Todos, (los frutos) en el comienzo, están pendientes de madurar.

Escucha: antes de dorarse, cuajar y transformarse, el trigo fue vano y verde.

 

Fue tierno y también fértil; aunque solo en potencia. Una promesa en plena metamorfosis. El tiempo y las distintas estaciones por las que pasa lo hace cambiar constantemente hacia la madurez plena ¿Comprendes, nuestra inocencia, mi amor…?

 

Respiré y tomé aire, la estreché emocionado…

 

- Tal vez, tú y yo, aún solo seamos eso: una promesa. ¿Y, acaso no es ya,  algo bello e inmensamente hermoso?

Aceptemos lo que nos ha deparado la vida sin saber el porqué, con su misterio y sus dudas… Pero con la mirada puesta un poco más allá.

Sin el egoísmo y sentimiento humanos que nos lleva pensar que todo ha de ser perfecto o como creemos que ha de ser lo perfecto…y, que nos lleva a creernos indignos y culpables de algo, cuando no se cumplen nuestros íntimos deseos. O, cuando nos sobreviene lo que entendemos como desgracia y fracaso en la experiencia personal.

 

Ella, también me estrechó como asintiendo en lo que decía yo. Y seguí…

 

-Tal vez, tengamos que mirar de otro modo, ¿no crees cariño?

… y como digo, cuando no sabes, cuando el misterio es indescifrable, tendríamos que confiar.

 

“¿Confiar en…?” me miraron inquisidores sus ojos.

 

-Confiar, por ejemplo, en que si la vida no te da una explicación, tal vez sea más como bendición que como un castigo ¿…?

 

Su mirada seguía interrogativa, pero muy interesada y agradecida en la reflexión…Que no sé de dónde me iba surgiendo, amiga mía, aunque supongo que son los guiños del amor. ¿No crees?

 

Me sentí como un abuelo, que consuela y entretiene, con un cuento, a un niño; pero era un cuento, amiga, que sentí y agradecí como del cielo y no una fantasía de mi mente…

 

Seguí:

 

-¡Cuántas veces, mi amor, hacemos cosas que después, al recordar, nos torturan!

Y supongo que no se olvidan porque son parte de un trabajo y es necesario contar con ese conocimiento y lo que nos ofrece. Pero; más allá, existe el misterio. Y nuestro olvido, de ese más allá, puede que se de por amor… para que podamos recuperar la inocencia y la esperanza de nuevo. Algo que por inmaduros e inconscientes pudimos perder momentáneamente, en un posible pasado. Si el amor nos hace inocentes, gracias al olvido, ¡ porqué torturarnos nosotros!

 

No sé porqué, al pronunciar esa última frase, a Marion, se le iluminó la cara…

 

- Aceptemos, aunque no conozcamos de donde viene, la posible causa que provoca esta negación a nuestro vivo deseo de ser padres. Tenemos que reconciliarnos con la vida y perdonar…tal vez perdonarnos a nosotros mismos; pero solo de la ignorancia, que es la única responsable del daño que podemos hacer o hacernos…

 

A pesar de lo mucho que había cambiado su semblante, Marion, aún se quejó:

 

-Este dolor es inmensamente cruel, Arturo, es de los que no se curan… (Comprendí que había acertado al no contarle lo que había descubierto)

 

Le dije:

 

 

-Por favor piensa en lo que te he contado, cariño… Si la vida nos ha unido no es para castigarnos…

Si fuera así habría fracasado ¿ Verdad? Le dije sonriendo

 

Ella, se echó sobre mí y respiró, de nuevo, más tranquila… Acaricié su pelo.

 

Recuerda:

 

 

-Algún día los trigos fueron verdes porque esa es su naturaleza.

En ese momento no germina su semilla, no por un castigo, no porque sean malos…

Es solo, que aún están inmaduros.

 

-Ahora mismo, tengo entre mis brazos lo que más amo. Aunque hoy, haya tristeza, tengo amor y “ Si tengo amor nada me falta”… Soy feliz en medio de nuestras lágrimas. Nuestra alegría las limpiará… Saldrá el sol y volveremos a cantar. Sonará la música, ¡Lloverá, y volveremos a bailar bajo la lluvia!

 

Me incorporé, y mirándola a los ojos le dije:

 

-Ahora, cariño… Y ella me interrumpió:

 

 

-Sí, por favor, amémonos ahora… Ahora, te deseo con toda mi alma, Arturo.

 

 

-Sí, mi amor… Ahora, olvidarás tu dolor.

 

Comencé a besarla… Fui bajando hasta su vientre. Imprimiendo en él mis besos y todo mi amor.

…….

 

 

Poco a poco, amiga, Marion fue recuperando su actitud positiva, y avanzaba por la vida con su gracia y fuerza de siempre. Nunca volvió a hablar de culpas y castigos. En aquella ocasión fui bendecido:  “llamé, pedí y fui atendido”

 

Una noche, estando ya enferma y cuando apenas le quedaba tiempo que compartir conmigo, al irnos a dormir, antes de apagar la luz me dijo:

 

 

-¿Sabes? Conozco una vieja costumbre finlandesa.

A Marion le gustaba mucho contarme historias. Y a mi me gustaba escucharla. Me dispuse encantado, pues, a ello… Dijo:

 

-Los amigos colocaban en el ajuar de los novios, tres frambuesas secas. Ese regalo, representaba tres deseos para la felicidad del matrimonio:

 

Amor, hijos y salud

 

De esos tres dones, nosotros solo tuvimos uno: El amor, Arturo.

 

No sé porqué no tuvimos hijos, ni porqué mi enfermedad está a punto de separarnos, pero…Hay algo que quiero decirte, algo que tú me contaste un día y que cambió para bien mi manera de sentir:

 

Dijo:

 

Siempre tuvimos el mejor de los presentes; el verdaderamente imprescindible: El amor. “El amor basta” ¿Recuerdas? Después de aquél día, cariño, nunca volví a sentir la falta de los hijo,  aunque los deseara. Y a lo largo de esta enfermedad, tampoco me he sentido infeliz, ni castigada, aunque hubiera querido sanar.

Soy Feliz y tengo paz…porque tengo amor. Nos amamos locamente y tanto a ti como a mí, fue él…el amor, el que dio luz a nuestra vida, salvándolas de pensamientos tormentosos y a la vez estúpidos…

 

Confié, hice bien, acertaste Arturo: Nos bastó el amor.

 

 

 

 

"Mis palabras te buscaban

buscaban el camino de tu alma

susurrando preguntas

confesando certezas

acunando un sentimiento antiguo.

Mis palabras en tu oido

se durmieron

abrazaron tus recuerdos

despertaron tu deseo

de palabras.

Entonces tú dejaste

la puerta abierta

sabiendo

que mi voz te buscaba.

Lo sabías y dejaste

que cruzara tu umbral

con mis palabras."

 

(Sobre un poema de Ana María Drack)

 

 

 

 

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19 marzo 2019 2 19 /03 /marzo /2019 20:26

Hay corazones  llenos de nada y vacíos de todo. ( besos para abril :)


Cap/16

 

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De tanto sentir de tanto latir, se abrió de parte aparte y se multiplicó por mil... Salpicó su boca agria y la hizo dulce; del sabor de la vainilla con chocolate...

 

Sentir/vivir

 

-¿Por qué me miras así?

- ¿Así…?- Me preguntó Arturo, aún, ensimismado-

- No sé, estás como apasionado, al tiempo que idoooo….

Suspiró, como recobrándose, de… y me dijo:

- Creo que has dado en el clavo,… mirarte en tu ir y venir, mientras arreglas la comida me sumergió en un estado meditativo…(le miré sorprendida e interrogativa)¿…?

- Sí, en serio…,

- miras cada ingrediente, como tentándole a dejarse hacer entre tus manos… le sacas partido como el cantero a la piedra… lo desnudas, lo transformas y mezclas con otros y, ¡prendes el fuego!... ahí lo dejas y te olvidas. Mientras sacas unas cosas, y recoges las otras; sin olvidar un detalle, concentrada. Miro el ritual y me hace sentir, especialmente, bien… tranquilo. Lo haces con cierto ritmo, en orden… Como si fueran pasos de un baile; elegantemente. Como digo; igual que si se tratara de una danza reglada y que al tiempo tú liberas para el que lo observa inmerso y llevado por ella. Me quedé en estado meditativo, sí, como una hoja mecida en el agua…

-

- ¡Ay Arturo! Con tu manera de sentir y expresar tus sentimientos ¡me haces tanto bien! (él como si no me hubiera oído, continuó)

- …

- Creo que tus movimientos son intuitivos, artísticamente, encadenados y que encajan sí o sí… Como sin estar hechos a medida, pero que en cuanto los sueltas se enlazan entre sí y quedan perfectos. No te has confundido, ni equivocado al hacer o deshacer… ¿Has oído hablar de esas personas que no son elegantes por lo que se ponen sino que hacen elegante lo que llevan…? No es natural ¿Lo ensayas verdad? (dijo bromeando, al final)

-

 

-¡Jajaja, Ay, Arturo!, ¡cómo eres! todo lo conviertes en algo especial ¿Te has dado cuenta? Y sí, cada día, suelo, más que ensayar, practicar este baile con cacerolas, sartenes, y viandas, para no equivocarme cuando tengo público, jajaja…

 

-¡Ríe, ríe…! No te avergüence reírte de tu viejo amigo… Pero en cualquier caso, me reafirmo en lo dicho: ¡Tienes mucho arte, cocinil Améli! jejeje

 

-Bueno, algo de razón hay en lo que… ¿No dicen que la cocina es un arte?

 

-Sí, eso dicen jeje, pero digo yo, que algo tendrá que ver en ella el autor en cada caso ¿no? ¡Créeme! Cuando yo me muevo en mi cocina intentando hacer algo, soy un auténtico patoso… Doy mil vueltas sin sentido, me confundo otras mil…Y organizo un caos, a pesar de lo ordenado que me gusta ser. Tú misma dices que te mareo si me miras en ese brete… En cambio, viéndote a ti,… bueno, ya lo has visto, ¡casi entro en trance! jaja!!

 

-¡Jajaja! Bueno, la verdad es que estabas algo ido sí…

 

- Y tanto,  ha sido un placer mirarte: ¡Si el arte fuera un vestido, el tuyo, sería de novia, mi niña! –me dijo guiñándome-

 

¡Ven aquí, viejito… Te has ganado un abrazo y repetir, hoy, en cada plato jejeje , menudo piropazo!

¿Sabes?

Me encanta verte así, contento. La verdad, Arturo, es que esta mañana cuando te vi entrar… me disgustó verte tan tristón, bastante…

 

-Ya, sí… ¿No traía buena cara eh?.. Es que ponerme a escribir y recordar…, me ha dejado algo tocado y triste, sí…

 

-Leerte ha sido maravilloso, ¡sorprendente!, Arturo ¡emocionante! Pero comprendo que para ti haya sido un ejercicio bastante duro…

 

- Sí, lo ha sido, … Mientras escribía, parecía revivir, estar dentro de aquello que relataba,… o estar viviendo, de nuevo, todo lo pasado. Y aunque, a veces, fueran momentos crueles, no me importaba… Lo que me vencía o afectaba de verdad; era despertar y volver al presente. Comprender y aceptar nuevamente ¡Qué lejos quedaba todo! Me sentía como si me hubieran robado los años y mi vida… de repente ¡De nuevo!

- Ahora mismo, aún lo siento …¡La echo tanto de menos! Sé que no es bueno para mi corazón, pero no sé cómo se olvida, amiga. ¡Cómo se deja de anhelar lo que amas! ¡Ah…, lo siento, perdona,! Menos mal que estás tú, que estáis todos vosotros. Me habéis ayudado mucho, mucho.

-

- ¡Ay Arturo, como me dejas! Tal vez, no deberías haberte puesto a escribir. Al estar solo, te metiste demasiado en el recuerdo, perdiste de vista el momento en que estabas y como dices, ¡en apenas un día te robaron tantas cosas…! ¡Lo siento, lo siento tanto!

Fui a abrazarle pero me detuve… vi que buscaba anhelante algo en un bolsillo de la chaqueta. Sacó una pequeña pastilla y se la llevó a la boca. Le acerqué un vaso de agua y bebió un poco. Me miró triste, dolorido… Le besé en la mejilla y le abracé.

 

-¿Te duele mucho, querido?

- A veces, tengo la sensación de que el corazón va a romper la pared de mi pecho y me va abandonar, amiga, me ahoga, de verdad…. Supongo que quiere abandonarme como castigo a todo el daño que le he causado…

 

-¿Estás de broma verdad, Arturo? -Pregunté preocupada-.

 

-Sí, claro que sí, no lo tomes en serio… pero no creas; me siento mal, a veces, por haber causado tanto dolor a un órgano tan generoso, sensitivo y trabajador… Aunque, supongo, que eso del sentir es algo inevitable… Tan inevitable como todo, creo.

 

-¡Qué hermosa palabra esa, no Arturo? “El Sentir” ¡Cuánto significado!

 

- Desde luego que sí, amiga mía… Después de todo, quien no siente, no puede decir que viva “viva e intensamente”. Supongo que, esencialmente, todo es más o menos importante, o intenso, dependiendo de cómo lo sientas tú íntimamente.

 

- Entonces, querido, eso explicaría las grandes diferencias que surgen, tantas veces, entre unos y otros… (le comenté, pensativa)

 

- Pues no lo había pensado, pero, seguramente, tiene mucho que ver con todo eso que dices. ¡Cuantas veces! ante un hecho; unos reaccionan dándole importancia y otros apenas ninguna. Tiene, desde luego, que depender de cómo lo pueda sentir cada persona…

 

- ¡Mira tú, por donde;) Acabo de recordar un incidente que me contó mi madre cuando yo era muy niña. Y me gustaría compartirlo contigo a ver qué…

 

- ¡Adelante…! Te escucho.

 

- Mi madre era muy respetuosa con los animales, a pesar de que según me contó, en sus tiempos, no se les tenía muy en cuenta. Apenas nada…, solo se les usaba en lo requerido, se les alimentaba y cuidaba lo justo…

 

- Sí, así lo tengo entendido también,…

 

- Pues verás, un día, ella estaba saliendo de su casa. Era temprano, se dirigía al trabajo y, justo en ese momento en que salía, el basurero, estaba encarado con su mulo porque no quería tirar del carro, cargado( al parecer) excesivamente, de la basura... Según me contó, el hombre, le gritaba barbaridades, pegándole; al mismo tiempo, con una vara y salvajemente. Mi madre, ante aquella crueldad, no pudo aguantarse y a pesar de su juventud, se puso ante el despiadado basurero… fuera de sí, le insultó, le gritó y le señaló que lo que tenía que hacer era poner otro mulo. Le dijo que con un solo animal no era suficiente para tirar de tanta carga…Le amenazó, con que si seguía pegando al pobre mulo, llamaría a los guardias…

 

- ¡Tremendo, cariño, qué salvajada! Pero muy de la época, seguro…

 

- Bueno, Arturo, creo que se armó un gran escándalo. Salieron vecinos a las ventanas, a la calle… y mis abuelos, incluso. Aquello fue sonado y contado en el barrio durante años, me dijo. Mi madre, también, me confesó, que con el tiempo, comprendió que aquél hombre no es que fuera un canalla, (aunque estuviera bastante embrutecido por su modo de vida) si no que, sencillamente, para él un animal, no pasaba de ser una herramienta más de trabajo. Y solo sabía que si se le pegaba o se le asustaba de algún modo, el animal reaccionaría, sacando fuerzas de su terror para sobreponerse a la debilidad y seguir tirando del carro, (de puro miedo e instinto de supervivencia, claro)… Él, solo conocía la reacción a algo y lo ponía en práctica, sin ver nada más allá, ni buscar otras soluciones… y por tanto, sin sentir que hacía algo dañino, sino algo que necesitaba hacer para poder cumplir con su trabajo…

 

- Sí, creo entender a donde vas.

 

- Quiero decir, Arturo, que…,

 

- que él no daba importancia a aquél hecho cruel cometido contra otro ser, mientras que mi madre, sí lo sentía profunda e íntimamente, como una agresión y abuso que la hacía sentir un gran sufrimiento… Como decías, un mismo hecho, es importante para unos y para otros no significa nada; en profundidad digo… que depende del sentir: de si siente algo o no siente… Bueno, no sé si me explico muy bien…

 

-¡Qué instructiva historia esa, Améli! Sí, lo has explicado bien… Si te fijas, aquél hombre, (el basurero) se perdía una parte de la vida. La parte que no podía sentir por una falta de conciencia o comprensión que le impedía tener compasión y empatía con los animales.

 

-Así, puede ser. Sí, amigo, tienes muy buen ojo;)

………………………..

 

 

 

Esta conversación… o hermosa reflexión, tuvo lugar, por la mañana; al día siguiente de que le llamara para decirle que ya había leído todo el envío que me dejó por mail. Cuando le llamé, le pedí que me dejara ir a su casa, que quería verle enseguida…, pero me contó que estaba en la cama un poco destemplado. Y no quiso aceptar mi propuesta de ir yo a su casa. Me prometió venir él al día siguiente por la mañana y quedarse a comer con nosotros…

 

-¡Dame un poco de tiempo, Améli, necesito dormir! -Me dijo-. Le respondí que sí, pero que si no aparecía a primera hora en casa, como otras veces, me plantaría yo en la suya.

Me costó trabajo dormir aquella noche…

¡Qué lentas pasan las horas, cuando deseas que amanezca cuanto antes! Estaba preocupada por él.

 

Ahora, Por fin, respiraba más tranquila. Arturo estaba en casa y, poco a poco, el sol iba brillando en la mirada de mi amigo…yo, me sentí segura viéndole y sintiéndole a mi lado...

..............

Hay corazones  llenos de nada y vacíos de todo ¡Pobres!

 

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13 diciembre 2018 4 13 /12 /diciembre /2018 20:22

 

 

 

6

Palabras para Arturo

Magnolias_2.jpg

 

Querido Arturo,

 

hace calor y siento frío, amigo mío… ese tipo de frío que deja, cual halo, la muerte al llevarse lo querido.

 

Mi lengua y la mente se han mezclado como una mar revuelta, querido. Y lanzan al aire mi mensaje –en palabras- como olas de un océano que, sin ti, parece más inmenso y más vacío… olas espumosas, bravas, lastimeras y lloronas; ¡busconas incansables! Olas en rosario dulce y solitario que acaban hundiéndose en la arena. Oraciones lanzadas al viento, contra el vacío abismal de la muerte y un  camino abierto sin límite…y sin respuesta de lo ido.

 

Se evaporó la roca de tu pecho, la cala de tu alma, la isla de luz… aquella, de tu mirada, cálida, ya perdida, como el tesoro de un pirata, enterrado bajo desconocida tierra…

 

 Centro, columna, hueco… No existen:

 Centro donde tan  solo ayer, mis sentidos volaban en palabras y, sin dolerse; estallaban dóciles y sin complejos.

Columna donde descansaban y soñaban libres, mis pensamientos, entre los tuyos.

 Hueco donde, presurosos, huían mis temores a ocultarse del ruido y los monstruos que amenazan, a veces, el camino…

 Todo eso  ha desaparecido, se fue  contigo.

 

Amigo bendecido…

 

La noche puso fin al día.  La compañera del alma se siente huérfana de compañía tan preciada….

Aún es pronto para mí, amigo ¡Lejos deseo, de aquí, el olvido! Todavía…todavía te echamos de menos, la falta sentimos y la diferencia es grande.

 

Bendigo tu paz y tu reposo querido amigo… Aunque, hoy sea, un vacío sordomudo, el mar inmenso donde van a desembocar mis sentidos, que no pueden, ya, verte, oírte, respirarte y sentirte… ni esperarte más.

 

A veces, Arturo, hago el camino hacia tu casa, parece que todo sigue igual y, sin embargo, como dicen: nosotros hacemos la diferencia. Ahora que tú no estás ¡todo es distinto...! Si, distinto, diferente, extraño y lejano -es todo aquello- ahora, sin ti. Amigo querido, duele tu ausencia, duele…

dicen que duele la verdad más que otra cosa, y, que ya no estás conmigo, es cosa cierta.

 

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Me besa el aroma de magnolia y me hiere la espina de la rosa o, lo que es lo mismo: Me besa dulcemente tu recuerdo y me hiere tu ausencia sin remedio.

 

 

PD.: Lo siento Arturo, perdona mis quejas. Supongo que esta carta que escribí, a modo de mensaje en una botella con chinitas de mi vida para ti; forma parte del adiós, de la despedida que te debo…

 

Ya ves, aún necesitaba tiempo para aceptar la frontera que nos separa.

 

Me pediste que continuase narrando lo que quedaba de  la historia…, lo que tú me contaras, y  aunque comencé; lo que más deseaba en este momento era hablar contigo de alguna manera.

 De alguna manera, es lo que intentaba, hablarte...

porque deseaba soñar que estabas todavía, conmigo.

Pero ya sabes que acepto tu marcha

Y que bendigo tu paz y reposo, hermano mío,

hasta siempre, Arturo.

 

 

 

 

 

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19 mayo 2014 1 19 /05 /mayo /2014 12:00

 


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MUERTE DE UN EXTRAÑO/1

 

 Por primera vez me planteo escribir sobre mi vida; de las cosas increíbles y hechos pasados…

Al echar la vista atrás, lo primero  que me viene, es la imagen de mi abuelo paterno; una visión imaginada en parte, solo en parte. Nunca le conocí personalmente. Lo que conozco de él, es a través de mi madre. Creo, que al vivir al margen de mi familia natural o biológica, siempre sentí una inquietante curiosidad por saber más de ella y no sé porqué,  especialmente, de mi abuelo.

 Y digo inquietante, porque despertaba en mí una gran excitación el ir descubriendo cosas de toda esa familia; ajena y propia al mismo tiempo, de la que no había conocido a nadie, ni siquiera a mis verdaderos padres, los biológicos, quiero decir. Y es que soy hijo adoptivo, aunque nunca sentí desarraigo o falta de amor. Pero otra cosa es; querer saber de uno, la historia de aquellos  de dónde se proviene, comparar en lo posible y conjeturar sobre si, esta rama de hoy,  tiene parecido alguno con las que fueron ayer, causa y origen de ella.

 Siempre me interesaron las características y singularidades de los que me precedieron y abrieron camino hasta mí mismo. Y si soy sincero,  los mejores ratos de mi niñez, fueron aquellos que pasaba con mi madre mientras me iba contando acerca de todos ellos. Según la oportuna coincidencia, esta, recordaba anécdotas o hechos que iban recomponiendo  el tejido de la historia que tanto me interesaba; pues, ella, sí conoció, prácticamente, a toda mi familia biológica.

 

Como decía, aunque no les echaba en falta, sí me atraía mucho conocer cómo transcurrió todo ese devenir, que, como un río y, de relato en relato viajó hasta desembocar de lleno, en mí, desbordando la vida tranquila y normal que disfrutaba…


 Mi madre me fue acercando a una nueva realidad:

“Tu abuelo paterno fue picador”

 

Me dijo una tarde durante la hora de la siesta. Serían más o menos las cinco. Nos habíamos levantado empujados por el sofocante calor de nuestra tierra en verano… Ella, puso la tele y apareció en pantalla una plaza de toros; en el justo momento del paseíllo. Le pedí que cambiase y, mientras lo hacía, sonriendo con cierto misterio y picardía en la mirada,  lo dijo:

 

“Tu abuelo paterno fue picador”

"¡¡¡¿...?!!!"

 

Después de la sorpresa, “me salió la vena graciosa” y dije:

 

“¡Una pena que no hubiera picado en una mina en vez de hacerlo en una piel viva!”

 

 No pude evitar cierto reproche e interrogación en la mirada, -mientras hacía el comentario-; por no habérmelo contado antes. Hasta ese momento, lo único que sabía de él, era que se había ganado la vida como guarnicionero y que, además, domaba caballos.

 

Ella, siguió sonriendo, pero esta vez, descubrí en sus ojos cariño y comprensión, no había rastro de disgusto por mi velado reproche. Tampoco esperó a que le preguntase nada y siguió hablando:

 

“No solo tu abuelo estaba metido en ese mundo del toro, que tan poco te gusta a ti. También su hijo, o sea, tu padre, lo estaba… Èl, hizo sus pinitos en ese mundo...  Soñaba con ser matador de renombre. Y, hasta tu propia madre, vivía para la fiesta... Así fue como se conocieron los dos, tus padres... Si nunca, hasta hoy, te hablé de ello, tal vez fue por miedo a que tú, sintieras curiosidad, o la llamada de la sangre y, también,  acabaras subyugado como ellos”

Suspiró, creo que con tristeza y continuó su relato:

 

"Cuando tú naciste, a tu padre ya se lo había llevado por delante un novillo…”

 

Nuevamente paró y cuando continuó, tuve la impresión de que lo hacía como en trance…

 

“Fue un novillo cárdeno, de la vacada de “Los Niños de Mora”. Se llamaba, “Empecinado”. Jugado en la Real Plaza de Lomas… No contento con derribar cuatro veces en la suerte de varas; después, cuando más metido estaba  tu padre en la faena, tras un adorno torero, le perdió la cara y, el animal, aprovechó para arroyarlo, dejándolo inerte en el albero… No por las cornadas, que las hubo, sino por un derrame cerebral fulminante. Ese día, en el albero, acabaron sus sueños y todo... Todo, menos tú”

 

Calló y se sirvió un vaso de agua antes de continuar su relato. La miré y vi sus ojos cuajados de lágrimas. Me acerqué a su lado, me arrodillé y puse mi cabeza en su regazo, sentí que temblaba… No podía entender qué le pasaba.  ¡Porqué le afectaba tanto la muerte de un extraño! Aunque, el extraño, hubiera sido mi padre, no le encontraba sentido a su emoción.

(Flora)


 

 


 

 

"Es la noble cabeza negra pena,
que en dos furias se encuentra rematada,
donde suena un rumor de sangre airada
y hay un oscuro llanto que no suena.
En su piel poderosa se serena
su tormentosa fuerza enamorada
que en los amantes huesos va encerrada
para tronar volando por la arena.
Encerrada en la sorda calavera,
la tempestad se agita enfebrecida
hecha pasión que al músculo no altera:
es un ala tenaz y enardecida
es un ansia cercada, prisionera,
por las astas buscando la salida."

(Rafael Morales)

 


 

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8 octubre 2012 1 08 /10 /octubre /2012 12:46

 

MAÑANA SERÁ OTRO DÍA

 

 

 

 

Arturo, al final, no tuvo miedo… Me pidió una última mirada antes de cerrar los ojos por él mismo. Después, como si todo estuviera calculado, exhaló un breve suspiro y sentí que sus manos ya no tocaban las mías.

 

 

Aún hoy, después de tanto tiempo, me cuesta aceptar que ya no está y, me cuesta, acallar la voz del corazón extrañándolo. Sobre todo en días señalados como el de hoy... -Unos que mueren, otros nacerán-

 Hoy, nos confirmaron que el bebé que esperamos es un niño… y volví a recordar todo.6393524863_d8f7083272.jpg

No puedo imaginar ser quien no recuerdo haber sido nunca, a pesar de lo que nos contó mi amigo. Pero sí he pensado, muchas veces, que la intensidad de la relación que todos mantuvimos con él, tenía que tener un principio lejano en un pasado desconocido; después de todo, pensar así es una especie de locura muy razonable no?…

 

 

Y, tal como hablé con Arturo, no  me importaba  quienes hubieran sido las personas que más amaba, ni quién hubiera sido, antes, yo misma… Lo que hubiéramos sido más allá de lo que hoy representábamos unos y otros en este mundo.

Un mundo,  que parece cambiar de un día para otro siendo apenas distinto del de hace dos mil o más años... Porque, aunque parezca mentira, los sentimientos del ser humano siguen siendo los mismos. Nos llevan y traen los mismos vientos, nos remueve la tierra, como dicen: "su luz y su olor" y nos da vida el agua...

la sal de la vida habita al hombre, lo hace vagabundo en su casa y buscador de lo común y de lo extraño de sí mismo.

 

  Como si nada,  vamos entrando y saliendo a escena, los mismos pero distintos, …  Quién sabe para qué; tal vez, con la única intención de jugar a la risa y el llanto; a la guerra y la paz; pero sobre todo, intentando crear ese final, perfecto y feliz, que pocas veces alcanzamos a soñar… Aunque nos guste demostrar, cual niños buenos, que podemos aprender a amar sin condición y perdonar de corazón.


Mi marido, interrumpió finalmente, mis pensares filosóficos…

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Mi "has"

Se acercó con dos tazas de chocolate caliente.

-Ten cuidado que quema, cariño, y ten paciencia, golosa…

-Y mientras qué, habl… 
No me dejó terminar la frase
-Ven aquí barriguitas...  -me abrazó y me dio un beso de novela-

(omito detalles por delicadeza con los envidiosos:)


-Oye, ahora que ya sabemos que es un niño, porqué no pensamos algún nombre (me dijo mi "has")…

-Es que ya lo tengo pensado jiji–dije-

-¡Queee! Pero bueno ¡brasevisto! …Eso habrá que hablarlo, digo yo…

-¡Lo siento, querido, es un antojo jaja!

--Bueeno, siendo así… haber empezado por ahí, gorrioncito. Lo asumo.

-¿Y cómo…?

-Día, se llamará: Día

 -¿Día...? Ya, claro, ahora lo pillo: “mañana será…”
-Sí, eso mismo, ... espero que el hijo sea tan listo como el padre jaja… Por cierto, de primer apellido llevará el mío 

-¡Queeeé! ¿Otro antojo?

-No, esto es porque, el tuyo, no es tan bonito como el mío y…

-¡Calla, no se hable más! Estoy de acuerdo: El tuyo es más bonito sí jeje y además ¡me lo pido ahora mismo…! Jajaja

-¡Jajaja...Ahora, y el chocolate?

-Ahora, sí, y ya..¡ya estamos tardando,... venga, cierra la ventana que hay ropa tendida... y dale tiempo al chocolate pa enfriarse que está ardiendo todavía…!

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The End


…………

 

 

 

 

 

 

 

https://youtu.be/q5v524qPKnk

 

 

 

¡GRACIAS, GRACIAS...! Muchas gracias, amigos, a los de hoy, a los de ayer y a los que vendrán;)

Si vuelvo, espero contar con vuestra infinita PACIENCIA.

¡Muasksssss!

 

 

 

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3 octubre 2012 3 03 /10 /octubre /2012 12:15

 

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-Améli, cálmate, me gustaría compartir algo importante, y necesito que estés calmada amiga mía…

Me dijo.

Cuando estuve más tranquila, me pidió que llamase a mi marido. Después que estuvimos los dos junto a él; nos entregó una carpeta que tenía en la mesilla.


- Aquí está mi testamento. Vosotros y los niños sois mi única familia, disponed de todo lo mío, quiero que sea vuestro.


También  explicó dónde encontraría una carta para mí de su parte.

 

Después, me entregó una hermosa caja con las joyas de Laura y de Marion…

 

-Algún día, serán para tu hija, pero por el momento son tuyas, Améli. Antes, solo quiero que se las enseñes y le ofrezcas para escoger una (solo una ¿...?). Hace ya algún tiempo, que yo se las enseñé y le llamó mucho la atención una cadenilla con una pequeña medalla de la Sagrada familia… Parece extraño ¿verdad? Habiendo otras tan llamativas y…

 

Cerró los ojos un momento y volvió enseguida a contarnos:

 

-Quiero confesaros algo, amigos: esa joya, que escogió vuestra hija, fue de mi madre biológica…de aquella mujer, sí. Cuando yo nací, al morir ella, me la pusieron a mí y la tuve hasta que Marion la vio. La vio, aquella primera noche en Paris. Enseguida la reclamó. Dijo de broma que era suya… En realidad, así era, había sido suya;... pero en otra vida. A vuestra hija, le pasó igual, me temo..., la quiso porque la reconoció enseguida... No os asustéis por esto que os digo, pero sí, creo que mi Marion, ahora “es” vuestra pequeña…

 

Mi marido, estaba mucho más que asombrado, con la mirada, me pidió permiso para salir de allí…, le supliqué con el gesto que no se moviera. Arturo, se dio cuenta…

 

 



-Lo siento, amigo mío; perdóname el mal rato que te estoy dando; pero el2513340634_eb0002ac64.jpg lecho de muerte no es lugar para callar lo que sientes,  más bien es como el  confesionario… Supongo que lo que acabo de decir te asombra y te molesta. Pero lo peor, tal vez, es lo que viene ahora, “abuelo…” o, tal vez, tendría que llamarte: “padre”...

Esta vez, mi marido dio un salto tremendo y se dispuso a salir de la habitación…

-¡Lo siento mucho, no puedo seguir escuchando todo esto, Arturo… Perdonadme!

Se fue… Arturo no se enfadó. Me dijo que sentía el mal rato, pero que necesitaba confesar todo lo que creía saber, a pesar de cualquier duda y, que aún no había terminado… Yo, que no carezco de imaginación, me adelanté, bromeando, como para relajar un poco el ambiente y le dije:

-¡Pues ya no quedan muchos personajes, creo que  solo nos falta Laura!

-Querida mía,  -dijo, mientras tomaba y estrechaba una de mis manos- ella, como siempre, está cuidándome… Está aquí mismo, justo a mi lado…



Lloré a mares… lo sabía, era algo que… que ¡era una locura y lo sabía!

Algo increíble.

 

-Aún queda algo más, amiga. Dijo...

- Pronto, en muy poco tiempo, volverás a recibir una buena noticia... alguien más está por llegar a vuestra familia, un nuevo hijo. Será otro niño... Todos, volveréis a reuniros  y a estar en paz unos con otros, sin viejos rencores, como si nada...


Gracias al juego del destino,por fin, podrás perdonar  al abuelo, “madrecita.”


Es la hora del amor…y el amor es más fuerte que el odio. Sanará la herida que en otro momento se  abrió en tu corazón. El pasado ya no pesará ni ensombrecerá tu alma.


No sabía qué decir;  y a pesar de lo bonito que parecía todo, deseaba que acabara pronto con toda esa historia… Estaba sobrecogida y asustada.

-Imagina, por un segundo, que todo esto es verdad. ¿Sería un inconveniente para seguir amando a tu pequeña y a tu “has”... Podrías perdonar así,  ahora…?

 

-Es que no no siento que haya algo que perdonar. No siento que tenga nada pendiente, ni un pasado Arturo...
¡Y les quiero tanto…! Tanto, que aunque supiera fielmente que todo eso es cierto sería igual, ¡cómo dejar de quererles y cómo guardar rencor a los que tanto amas...! Como me dijo alguien, somos resumen de todo lo vivido, pero nada es más concreto  que lo presente ¡Qué importa quienes hayan sido… más allá de eso,  ahora transcurrimos por este  momento! Y en este momento no existe nada más, querido, puedes estar tranquilo.

 

-Cierto, amiga... Más o menos sentí lo mismo cuando "el abuelo" me pidió perdón. A pesar de todo lo que mamá me había hablado de él, para mí había sido un extraño siempre... Hasta que le conocí en su lecho de muerte. Apenas le traté una semana. Marion y yo nos quedamos con él hasta el último día. Y en ese corto espacio de tiempo, se abrió tanto a mí, querida... Fue tanta la paz y alegría que sintió y compartió con nosotros. Confesó que su arrepentimiento, sentía que se había equivocado mucho, y me agradeció mil veces que le hubiera permitido verme... Pero sentí y le dije lo mismo que tú me dices:

 

"Abuelo, puedes estar tranquilo, todo aquello contribuyó a crear este presente, pero realmente, ya no existe y en este momento, tú y yo, estamos en paz el uno con el otro" 


……………………………………………………………………………………..

 

Bendición Irlandesa
Que la tierra se haga camino ante tus pasos...
Que los caminos se abran a tu encuentro, 
que el sol brille sobre tu rostro,
que la lluvia caiga suave sobre tus campos,
que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud 
el recuerdo precioso 
de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti 
y te ayude a llevar la alegría
a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, 
gracioso y generoso como el sol,
que sale entre las nubes
y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme, 
que los ojos de Dios te miren,
que los oídos de Dios te oigan,
que la Palabra de Dios te hable,
que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
Dios te tenga, y nos tenga a todos,
en la palma de su mano.

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25 septiembre 2012 2 25 /09 /septiembre /2012 11:51

Antes de morir, las hojas, son libres de la vida que las ataba.Y aunque vuelen sin control, vuelan...

 


 

 

Tuve que meterme en la cama, al fin, aunque no podía dejar de llorar. Busqué los brazos de mi marido y le pedí que me abrazara fuerte…

 

-¿No se te pasa, mi amor?

 

-Bueno… a ratos, pero luego, vuelve de nuevo aquella escena, aquellos momentos. ¿Sabes? Aunque nunca había dudado de la cor2422367439_7ff5a2379d.jpgdura de Arturo, en sus últimos momentos, cuando nos confió todo aquello, creí que formaba parte de un delirio último... De su obsesión, creí que en sus últimas horas estaba mezclando parte de una verdad con visiones o sueños, sin darse cuenta  apenas, de la realidad. Pensé que se le había escapado, digamos, el estado de vigilia y vivía en estado, semiconsciente, y febril…

 

-Te siento ansiosa de hablar, Améli, no es tan tarde y mañana no tenemos que madrugar… Si quieres, nos levantamos, nos preparamos algo calentito y charlamos un poco más de todo lo que quieras. De aquello y de la noticia de hoy… Seguramente te vendrá bien.

 

-Sí, cariño… Me apetece mucho. ¡Gracias, eres un cielo!

 

 

Era increíble todo lo que había pasado, no acababa de creerlo.

 

Recuerdo como si fuera hoy, aquél día en que Arturo me confesó que su abuelo, en realidad, era su padre biológico…

 

“Parece mentira, Verdad?”

 

Me comentó después del largo abrazo en que nos enlazamos.

 

“¿Tú me crees, amiga…?”

 

-Claro que te creo, Arturo…

 

“Es que… de verdad, lo mío es una novela… -al final, ha sido algo así, después de todo-. O, al menos, tiene gracia ¿no?”

 

-¡Vamos Arturo! ¡Qué cosas se te ocurren! Te advierto que estamos a tiempo de dejar a todos con las ganas, todavía…

 

-No, ya, prácticamente todo está contado y lo que no, es fácil de adivinar… Solo hace falta un poco de imaginación.

 

¡Jajaja! Imaginación.

 

 –eso, amigo, es justo lo que muchas veces nos falta, imaginación, sin ella nada se puede crear.

 

-Bueno, dejémoslo como está. Por este día ya he cumplido, creo que… ¡Que me largo con viento fresco, amiga!

 

-¿Por qué no te quedas hoy con nosotros, querido?

 

-Ya sabes que me encanta vuestra compañía, pero no… Hoy tengo un par de cosas pendientes que… Lo que sí haré, es esperar a que vuelva tu “has” con los niños. Me apetece mucho verles y darles un beso antes de irme ¡a los niños, claro está jeje!

 

 

 

Y eso mismo hizo…

Después que llegaron, estuvo un rato con ellos, contando no sé que cosas de su colegio, de su niñez, de sus juegos, de sus colecciones y, luego, les dio un beso de despedida…“Adiós, pilluelos, portaros bien con mami… con papi menos jeje;)

 

 

 

A la mañana siguiente, estaba sentada a su cabecera, a un lado. Al otro, mi marido… Nos habían despertado a media noche. Nuestro amigo, estaba muy mal, se nos iba irremediablemente…

 

 

En uno de los momentos que nos quedamos a solas, le había regañado por haberse ido, por no quedarse con nosotros.

 

Me contó que ya sabía y presentía el momento… Que llevaba toda la tarde sintiéndose mal que…

 

-Pero necesitaba despedirme del mundo, amiga… -dijo-

Despedirme del aire (a mi aire;) de mis calles, a mi paso… ¡Mirar! Mirar y llenar mi alma de imágenes de “este lado de la calle”.

Al salir de tu casa, respiré con cariño ese mundo que estaba abandonando ya, sin remedio y no sé cómo, de pronto, sin miedo. Miré a mi alrededor: a la gente paseando, charlando. Otros solos, (como yo) callando su sentir. Parece increíble qué soledad nos habita en medio de todo. Realmente somos un vacío inmenso que se hace palpable cuando  ves que todo lo que hay has de dejarlo donde está, fuera, o en el mundo de la ilusión tan imborrable como borroso en ciertos momentos críticos…

 

Recuerdo que me acerqué a un árbol y me apoyé en él mientras esperaba que el semáforo se pusiera verde ¡cuantas veces estuve a su lado y ni siquiera le había mirado! En ese instante, un gorrioncito saltó delante de mis pies ¡como si nada!… Las cafeterías estaban llenas, se notaba que era viernes por la tarde…. ¡Por cierto, yo nací en viernes, sabes…! Los niños, “repicaban” cual campanillas en fiesta, delante y detrás de sus padres, unos… Otros, jaja…  tirando de ellos para acercarlos al  quiosco…

 

Pero la tarde, comenzó a nublarse y poco a poco iban desapareciendo, los viandantes, dentro de los establecimientos cercanos…Rompió a llover mansamente. Sentí la caricia de la lluvia y la recibí como mi regalo de “no cumples-más-años Arturo”No me importaba que esa lluvia fuera quien apagara ese último aliento de mi vida, no, al contrario ¡sentí un amor inmenso… Pero de pronto añoré esa lluvia que ya no sentiría nunca más… Ese otoño apenas estrenado, no era para mí. Sentí que era parte de la estación, como una hoja marchita y desprendida…Tuve una debilidad, y comencé a llorar como un niño… No sabía ni quería parar, ¡qué pequeñito me sentí amiga mía! “Nadie me ve, nadie se da cuenta” (pensé) no, no es que me importara ¡imagínate! Es que de pronto pensé en eso que dicen: que nacemos y morimos solos…Y yo estaba solo mientras la vida aún me rodeaba y empujaba fuera del corro,  despidiéndome... Entonces sí sentí un poco de amargor en mis lágrimas. Y también, esa soledad de no poder hacer nada, de no poder elegir, -sin hacer daño-, los brazos de alguien amado para morir abrazado por ellos… Pensé en ti, mi querida amiga y comprendí mi impotencia. Sentí deseos de volver pero no fui capaz “¡no puedo hacerle eso!” Pensé… ¡Qué estúpidamente perfectos queremos ser para los que amamos…! Pero bueno…

 

-¡Ay… Arturo! No sigas o me muero contigo…

 

Le abracé. Realmente, en ese momento no pensaba en nadie más, me hubiera ido con él, a llevarle donde fuera…, para que no fuera solo, ¡a cualquier parte...! quería protegerle de su debilidad. También yo, sentí esa estúpida perfección aflorar en mí, como si yo pudiera evitar el destino o la soledad de otros… Así es para bien y para mal el ser humano.

 

-¿Por qué no volviste, porqué…?

 

-La verdad, Améli… Hubo momentos en que deseaba volver, aunque comprendía que no tenía que hacerlo. Pero también deseaba y disfrutaba de esa soledad e intimidad necesaria…-yo, para mí solo, para mi despedida-… Sentía que ese momento era mío, que me lo debía. Tenía algún dolor pero aún era soportable y era un placer poder pasear en esos últimos momentos, libremente ¿Comprendes?

 

-Después ya en casa, comenzó lo peor… Llamé al médico y le pedí que trajera una enfermera. Ya lo habíamos acordado así: “El momento del parto está próximo, doctor, ya he roto aguas” jeje, eso le dije

 

-¡OH Arturo, no cambiarás, siempre igual… ¡cuánto te voy a echar de menos, querido! Me va a costar mucho dolor tu ausencia, amigo, mucho…

 

Me eché a llorar. Él me abrazó de nuevo, consolándome…

...

 

(Y ahora, mi querido y viejo amigo, dónde puedo ir a escuchar tu voz y buen consejo... El viento del olvido, como si fueran hojas en otoño, me robó todas tus palabras -Tus palabras y cariño-)

…………………………

 

 

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13 septiembre 2012 4 13 /09 /septiembre /2012 10:57

18

 

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El impulso del alma

 

 

 

El tren, hizo el efecto de adormidera en Marion. Desde que iniciamos la cuenta atrás hacia nuestro destino,, apenas había abierto los ojos para contemplar el paisaje o hablar algún rato conmigo. Aunque, tampoco yo, estaba muy comunicativo. La idea de encontrarme con el abuelo me tenía muy preocupado y totalmente abstraído del momento presente.

 

A pesar, de todo lo pasado… Y el efecto mortal, que acabó teniendo la carta aquella en mamá; cuando relaté lo sucedido a Marion, hablamos y decidimos que sí, que iríamos a su encuentro, a ver y cumplir ese último deseo o ruego del abuelo.

...

 

-Lo cierto es, querida amiga, que no me atraía nada esa opción, pero; me vi aceptando, al fin, la idea de mi mujer. Su reflexión y razones, acabaron con mi resistencia, o mis miedos.

 

 

“Arturo…Cariño (me dijo), comprendo tu sufrimiento, por la reciente muerte de tu madre.Tu resistencia y la amorosa fidelidad que deseas guardarle… También, entiendo, el posible o inevitable, resentimiento, hacia ese hombre. Aún está muy presente y vivo, en tu corazón, el daño que todo aquello causó a tus padres ( Laura y Miguel) acabas de enterarte; para ti, es como si acabara de suceder. Y lo que, desde tu perspectiva, no ves, es que para tu abuelo, aunque no haya podido olvidarlo y los dolorosos recuerdos le torturen, es algo pendiente, del pasado, que quiere cerrar antes de morir.

 

“Pero Marion, el pasado no se puede cambiar…”

 

“No, amor, no se puede cambiar el pasado, es irremediable. Pero de qué sirve el rencor sino para darle más intensidad al horror. Por otra parte, nada va a cambiar tampoco, o igualmente, que al fin… ahora, ya, descansan en paz todos los que sufrieron el peor daño. La última víctima, (el verdugo) pide una oportunidad, ¡está arrepentido! Podemos aprender o intentar algo;  cambiar cómo ha de continuar esta historia, la de tu origen. Con rencor... O con compasión ¿No te parecería así mejor, cariño?”

...

 

-No puedes imaginar, Améli, lo que sentí en ese momento… Precisamente, era ella, Marion; la que en otra vida fue una de las partes actoras y perversas, mi madre biológica, la que murió en el parto por haber estado secuestrada y mal atendida por el abuelo... era "ella" la que pedía compasión para su propio verdugo… ¡Qué podía hacer sino aceptar su propuesta! Era ella misma la que más necesitaba perdonar y estar en paz con todos.

 

La abracé y besé intensamente, con todo mi corazón, deseando que de algún modo comprendiera que en mí solo había amor hacia su ser, a su alma, que tanto había sufrido…

 

-No sé qué pasaría por su cabeza, pero la vi feliz y sonreir más tranquila. Supongo que se sentía como el abogado que consigue que el jurado acepte la defensa que hace de un acusado.

 

Después continuó…

 

 

“ Aceptemos que nosotros no sabemos qué hubiéramos hecho en situación similar, amor mío.

Ellos, cada uno por su parte, hicieron lo que pensaron era lo mejor, o lo único que eran capaces de hacer, guiados por su interés hacia ti aún antes de conocerte…


Tu abuelo, realmente cometió un acto horrible contra su hijo Miguel, contra Laura y también contra tu madre biológica y su familia.

 

 ¡Terrible! Como tú dices, se podría decir que fue un homicida. Ya que con su acción, influyó, irresponsablemente, en la muerte de Miguel y también en la de aquella mujer que te dio a luz…, sin contar con la responsabilidad, reciente, que tuvo en el infarto y posterior muerte de Laura…


Él, como cuenta en su carta, ha vivido con un gran remordimiento todos estos años. Confiesa su vergüenza y su arrepentimiento. Confiesa, además, que esa es la causa de que, jamás se atreviera a presentarse ante ti; que nada tuvo que ver, su alejamiento, con el pacto que hizo con Laura, ni con el miedo a ser reconocido y detenido…Y que siempre pensó que se iría a la tumba sin confesar el mortal pecado que cometió contra el amor…

 

Pero, ahora, cuando está cercano su fin, pide ¡suplica! Vuestro perdón, cariño… Quiere verte. Y si exige derechos de padre, es porque necesita acercarse a ti y suplicarte… aunque sepa, seguramente, que carece, en nombre de la verdad, de todos los derechos que reclama. Solo da palos de ciego, está buscando desesperadamente, perdón… eres ya, él único que puede dárselo. Solicita un poco de amor, de compasión del… del único hijo que ya le queda, y por el que, de algún modo, se convirtió en miserable. Ha vivido horriblemente, por lo que hizo; pero pide morir en paz. A pesar de todo, aún confía en el amor como único salvador posible, todo reo tiene derecho a confesor”

...

 

Arturo calló un momento para mirarme… Tenía los ojos empañados, y las manos tendidas hacia mí… Yo, casi no podía ni parpadear. Él, me prguntó:

 

-¿Comprendes, ahora, Améli, porqué Laura se sintió herida de muerte?

 

Agarré fuerte sus manos y dije:

 

-¡No estarás insinuando que… Arturo, no! (exclamé casi sin voz)

 

-Sí, querida, eso mismo… No soy hijo de Miguel, no. Mi padre biológico era el que todos creímos era mi abuelo paterno…

 

-¡Dios mío, Arturo…! Le abracé. Él casi estaba temblando, comprendí cuánto debió costarle ir a ver a su abuelo, a pesar de su amor a Marion.

 

Yo, no podía creerlo, ¡alucinaba!

 

- ¡Pero cómo pudo hacer semejante canallada a Miguel! ¡a su propio hijo! ¡él, precisamente, murió por…!

Arturo, siguió callado, solo hablaba yo, no acaba de asimilar la verdad de su origen…

 

- No lo puedo… pero, desde luego, ahora comprendo el dolor inmenso de Laura, de tu madre… Él, con su egoísmo diabólico, arruinó la vida de Miguel y de ella, despreció el amor, la vida… ¡Dios, es horrible! ¡cómo un padre puede…! Quién hubiera podido imaginar…

 

Arturo, en ese momento interrumpió y continuó relatando…

 

 

-Según contaba en su carta, cuando aquella mujer le dijo que estaba embarazada de él mismo y que esperaba la ayudase a encontrar la solución… Entre ambos, decidieron que Miguel, podía ser la llave para todo ... Ella, al parecer, anduvo tras él sin conseguir que le siguiera el juego y como era muy soberbia, aquello, le devolvía la oportunidad de vengarse y atarlo a ella, como había deseado en su momento.

 

Con el abuelo de su parte, organizó la encerrona en la que, al fin, Miguel, cegado por la pasión, cayó en la red. Una red, pegajosa, de persona malévola…, de la cual, una vez prendido e hipnotizado por la astuta tejedora, ya no fue capaz de despegarse. Incluso, habiendo vuelto su novia, (Laura) buscaba excusas para ir tras la otra…Solo despertó de aquella abducción y comprendió su estupidez; cuando la mujer le anunció que estaba encinta y esperaba que cumpliese como un hombre de honor…

Miguel, fue enseguida a ver a su padre, a confesarle lo que había hecho, las consecuencias y lo que ella pretendía. Este, ya lo esperaba y desde luego no dudó en decirle cual era su obligación…

 

-¡Qué crueldad, amigo mío…! ¡es increíble!

 

-Sí, Améli, tienes razón. Aunque de esto también me habló Laura aquél día, después que despertó de su descanso…

 

-Verás, cuando mamá despertó, al verme la cara comprendió que había leído la carta… Me pidió que me acercase y yo me arrodillé a su lado.

Le pedí perdón, no lo puede evitar, amiga… sentía que ella, era o había sido la más perjudicada. Miguel, de algún modo, era parte del embrollo, pero ella… ella no, de ningún modo.

Todos la engañaron y la manipularon a su antojo. Si ninguno merecía tanto dolor, menos aún ella, que no tomó parte en tan descomunal disparate, a no ser, para ayudar y ofrecer su vida al hijo de un…

 

 

 

Pero mi madre, me abrazó y me rogó que nunca olvidase que mis únicos padres eran ellos, Miguel y Laura.

 

Que no olvidase jamás, que fueron ellos dos, los que me amaron y desearon como hijo…


“Miguel, hijo, cometió un error muy humano. Guiado de sus instintos se cegó y se dejó llevar…abusaron de su debilidad para manipularle. No le disculpo, ni le justifico. Sí quiero, te lo ruego… que tengas en cuenta, que no quiso en ningún momento abandonar su responsabilidad y que no aceptó nunca la posibilidad de dejarte morir… Por eso es él tu verdadero padre y… y no lo es ni lo fue tu abuelo, él te negó como hijo ¿Comprendes?


Miguel y yo somos tus auténticos padres, porque ambos deseamos que tú fueras nuestro hijo y así te tomamos. Eres fruto de nuestro amor, de nuestras almas.

También yo elegí ser tu madre, sí, con todas las consecuencias…, nosotros dimos la vida por ti, los dos. No lo olvides. No tienes que sentir dolor o culpa por mí. Solo yo elegí mi destino, yo quise amarte y cuidarte, ser tu madre… jamás me he arrepentido, me siento bendecida contigo, hijo, tanto hoy como ayer.

 

Si te lo digo, es para que comprendas que enterarme de esto, no ha supuesto arrepentimiento alguno por mi parte en la decisión que tomé en su momento… A pesar del pasado, cuando supe la verdad, solo deseé volver a verte, volver a abrazarte, renovar mis votos,… y confesarte el amor que siempre me guió a cuidarte y quererte como madre…

No sé, hijo mío, qué hubiera pasado de saberse en su momento todo lo que ahora sabemos. Ya nunca lo sabremos, pero yo, no me imagino sin ti. Solo se me ocurre llorar al pensar que no hubiera podido tenerte en mis brazos y cuidarte… ¿Comprendes?

 

Eres, Arturo, el hombre más bueno y honrado que he conocido, estoy orgullosa de ser tu madre… Nunca sientas vergüenza ni miedo por tu origen, cariño. Digan lo que digan, los hijos no sois responsables de los pecados de los padres, entre otras cosas, porque ni nosotros, como padres, en nuestra ignorancia, llegamos a serlo verdaderamente…

 

-La abracé, ella me bendijo y selló mi frente con un beso…

Yo, le agradecí su inmenso amor y todos sus cuidados. Le dije que nunca, ningún hijo, hubiera podido imaginar o desear mejor madre. Le dije que la quería y que sí. Que elegía y aceptaba con amor y orgullo a mis padres, mis verdaderos padres: a ella, Laura, y a Miguel

...

 

No pude seguir callada... Le abracé de nuevo y le dije:

 

-¡Qué hermoso Arturo! Ojalá todos los hijos tuviéramos la oportunidad de un encuentro así, tan sagrado, con nuestros padres...

¿Sabes qué frase he recordado mientras me contabas lo que tu madre te decía, amigo?

 

-¿…?

 

-Es una de la carta póstuma de Miguel a Laura. Una frase, en al que él expresaba su deseo último. Él decía:

 

“¡Ojalá el hijo por el que renuncio a mi vida, hoy, fuera tuyo, ¡nuestro!” 

-¡Se ha cumplido, Arturo, lo habéis hecho realidad entre todos! 
... 

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11 septiembre 2012 2 11 /09 /septiembre /2012 18:21

 

17

 

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HIJO NUESTRO Y DE NADIE MÁS

 

 

 

 

 

 

Aquél mismo día por la tarde, después de comer, mientras Arturo y mi marido recogían el comedor y la cocina, me fui a llevar a los niños al cole. A mi regreso, ya me esperaban en el salón, charlando animadamente y con el café preparado para ser servido…

 

-¡Esta tarde, me quedo con vosotros! Espero no molestar…

Dijo, mi maridito, con la boca pequeña y mirando a mi amigo de reojo -al verme entrar- Le encantaba gastar ese tipo bromas.

 

-¡No, por favor…, cómo se te ocurre! Igual soy yo el que tendría que dejaros, si… si tienes la tarde libre, querrás hacer planes con Amèli.

 

Se apresuró a decir, Arturo, algo cortado.

 

-¡O yo…! Igual yo, decido salir y dejaros, de nuevo, solitos en casa, parejita jaja

 

Les dije, riendo con ganas

 

Ellos, me imitaron y, al unísono, se echaron a reír también.

 

-Entonces qué (solté)

 

-¿Qué tal si dejamos de pensar qué hacer y solo fluimos?

 

-¿¡DEJARNOS Quéeeee…!? ¡Para cosas raras, conmigo no contéis eh?

 

Dijo has (my husband) bromeando, para invitar a relejarse a nuestro amigo…

 

Arturo, riendo, dijo:

 

-Tenéis razón. Olvidemos que somos mucho más que dos ¡Y disfrutemos la magia del momento! Jajaja

 

- ¡Joder, que me quemo…!

Justo en ese momento, has, con la risotada que le provocó la ocurrencia de Arturo, se echó el café encima ¡menos mal que ya no estaba muy caliente…! Y se levantó para ir a cambiarse. Mientras salía, aún bromeando, iba diciendo:

 

¡Está visto que esto del fluir, es una actividad de riesgo... Indicada solo para maestros, jajaja.! La próxima vez me lo pensaré antes jaja…

 

 

 

 

- No quiero provocar otro accidente... (Cuidado, has;) pero, seguramente, os vais a reír de nuevo: Esta noche pasada, soñé que era una mujer… -dijo, Arturo, al regresar mi marido, de nuevo, al salón-

 

-¡Pero qué dices! Comenté sorprendida. Mi marido, le miró interrogativamente y le dijo: -esto da más miedo que risa; pero cuenta, cuanta jeje-

 

-Bueno (comenzó Arturo) no hay mucho que contar pero; sí es muy curioso. Veréis…

Pues resulta que la mujer del sueño, además, era la autora de un libro que se estaba promocionando en ese momento. Y, que, además, estaba teniendo muy buena acogida…, El libro en cuestión, era muy especial para ella. Trataba un tema autobiográfico… Y, “lo más interesante”, la historia de ese libro de mi sueño, justamente, era esta que estamos escribiendo entre los dos, Améli…Mi historia.

 

-¡Entonces no es tan raro! –dijo has,- estás tan metido en tu relato, y compenetrado con mi chica que… que ya hasta sueñas con el libro y que además sois uno, ella y tú,... me la robas hasta en sueños, ¡eres un máquina, viejo! jajaja… ¡menos mal que no soy celoso!

 

-¡Bueno, puede ser jajaja…! No vas mal, en realidad yo estaba, como otras veces, de testigo y más bien me sentía  en el corazón de la autora, o en el recuerdo, porque… creo que ya estaba muerto.

 

Mi marido y yo nos miramos, no sabíamos qué decir, era como si nos estuviera anunciando: “eres tú esa mujer del sueño… la que terminará y firmará esta obra, y yo, me habré ido, amigos”

 

Él continuó:

 

 

-De todos modos, no es que le busque explicación, solo quería comentarlo con vosotros…

 

- Ya, perdona… si te entiendo, pero es que yo, no lo puedo evitar, siempre busco explicaciones a todo… ¿No te lo ha comentado nunca mi mujercita?¡es lo que tiene ser de ciencias jeje!

 

-Pues, la verdad… (Arturo se quedó cortado ahí, no sabía qué contestar y yo intervine)

 

-¡Mira que eres reyezuelo, amor! ¡Como si nosotros…! Y me cortó para decir o rematar la frase:

 

-¡Ya, cariño…quieres decirme, que uno, cuando estás con tu amigo, no cuenta ni existe ¿no?

 

Y se echó a reír. Menos mal que Arturo ya sabía que era muy bromista y enseguida comprendió que iba a lo que iba… para terminar el asunto respondí:

 

-Pues más o menos como yo para ti cundo estás metido y concentrado en tus estudios… Entonces, Arturo, me interrumpió…

 

-Mira, hombre, te voy a demostrar que eres parte importante, a pesar de lo que dices, y que  estorbas, al contrario… Voy contar ahora mismo lo que toca para hoy…

 

-De verdad, Arturo, no pienso que os estorbo, en serio… Tampoco tú lo eres nunca para nosotros, para nuestra familia. ¿Lo sabes verdad? Solo bromeaba…

 

-¡Claro que sí, hombre, tranquilo… Pero de todos modos, igualmente… Hoy toca un tema algo delicado, pero no me molesta que tú estés escuchando, en absoluto -antes o después lo sabrás-. A no ser, claro, que tú prefieras… prefieras esperar a que te lo cuente Amèli que tiene mejor voz que yo y es más amena para ti…

 

-¡Eres un canalla, tío! ¿Me estás echando…? ¡Me está echando, cari, te das cuenta…!!! jajaja

 

-No, solo estoy avisando que lo que toca te…me... que prefiero…

 

-¡Vale, vale…! Lo pillo. Me voy, adelantaré tarea para mañana… Me viene perfecto, ¡gracias, generoso…!

 

Cuando salía por la puerta, le grité: “¡oye has! Mi amor”

 

-¡No!, ahora no me llames, guapa, has elegido quedarte con tu amiguito pues…

 

-Querido... Solo quería recordarte que te toca recoger a los niños;)

 

-¡Anda que… ya os vale eh! Os dejo, ¡me largo…!

 

Aún así, a los dos segundos, se asomó y nos dijo:

 

-¡Tranquilos que ya me fui! (menudo payaso -pensé-… pero le adoro)

 

 

Después que nos tranquilizamos de todo lo anterior, le pedí a mi amigo que continuase con el relato.

Arturo comenzó…

 

 

Hoy, amiga, hablaré de mi origen. La parte que conoces, es la que yo creí como auténtica durante mucho tiempo, al igual que Laura.

Ahora, es el momento adecuado para que conozcas lo que descubrí, de ello, cuando regresé a España avisado del infarto de mamá.

 

Verás… Después que le dieron el alta y volvimos del hospital, un día, hablando de su salud, le pregunté acerca del infarto; si fue provocado por alguna impresión, o fue algo sin causa aparente. Pues los médicos, me habían contado que no quiso hablar sobre este asunto con ellos. Y me preocupaba que hubiese sucedido algo que la tuviera inquieta o asustada.

 

Ella, ante mi pregunta, respiró profundamente. Se acercó a mí y me miró. Tomó mi cara entre sus manos y besó mi frente…Volvió a respirar, me pidió que la acompañase y me sentara cerca de ella. Después, comenzó diciendo:

 

“¡Ay, hijo! Hay algo que no te he contado aún. Algo que ni yo misma sabía ni hubiera imaginado nunca ¡ni en mis peores pesadillas, créeme! Y ¡Ojalá! No lo hubiera sabido, así no me vería en la situación de tener que contártelo. Pero siento que tienes derecho a saberlo. Se trata de ti y además, es importante para que seas tú quien decidas si, si...”

 

La vi tan vencida que la interrumpí, Améli, le dije:

 

-Déjalo, no te preocupes, por favor. No me importa lo que sea. No tienes que contarme nada más. Lo que importa ya lo sé…

 

Me moría por saber qué era aquello, pero ¡qué podía hacer! Amiga…

 

-No, Arturo,

-respondió- es algo de suma importancia para ti. Al menos, así lo estimo yo. Por eso, desde esa creencia, tengo que ser consecuente conmigo y… Contártelo. No podría morir en paz con ese secreto en mi pecho.”

 

-Si hablar conmigo te ayuda a liberarte, adelante, madre… Te escucho. Entre los dos, seguro que lo vemos, tal vez, como algo menos...

 

Ella, me interrumpió para continuar su relato...

 

 

“Tú, hijo mío, recordarás que fue tu abuelo el que consiguió salvarte de la muerte a la que aquella mujer (tu madre biológica) te había condenado… Pues, aunque tu padre aceptó casarse con ella y dejarme a mí, para salvar tu vida, luego, al morir él, volvías a estar en situación de condenado a muerte ¿comprendes?

 

Tu abuelo, después del funeral de tu padre, vino a verme.Quería salvarte, convencer a quella mujer de que, bueno... Me preguntó, si yo estaría dispuesta a hacerme cargo de ti, a hacerme pasar por tu madre ante todos (incluída mi familia) con todas las consecuencias que eso conllevaba… Tendría que salir del pueblo inmediatamente, y dejar el rumor de que iba embarazada de su hijo, recientemente fallecido. Me dijo, que si yo aceptaba, él se encargaría del resto. Que no quería imaginar entregarte en una inclusa ¿comprendes? Que antes dejaría que esa mujer hiciera lo que pensaba hacer… No te imaginas lo que sentí, hijo mío. No lo dudé un segundo. Pero también pensaba en mis padres, en la vergüenza y sufrimiento que eso les ocasionaría. Pronto, comprendí que siendo todo ello doloroso, para mí, no había nada peor que dejar morir al hijo del hombre que tanto amaba y acababa de perder por segunda vez en tan poco tiempo. Él, lo había entregado todo por ti… y yo también lo haría. Él, deseó, lo sé... que tú hubieras sido hijo nuestro... Así, me ilusioné, cariño... tú serías nuestro, ¡solo nuestro! y de nadie más ¿Comprendes? Para mí era como conseguir hacer realidad mi sueño de unirme a él eternamente… tú serías el nexo sagrado de nuestro amor, nuestra alianza...

 

Al fin, a pesar de la oposición y ruegos de mis padres, (a los que al fin, por evitarles algo de sufrimiento, conté la verdad) me puse de acuerdo con tu abuelo para huir del pueblo. Dejando, eso sí, una carta a mis padres en la que les contaba que en cuanto “diese a luz” les avisaría de dónde podían ir a vernos. Sabía que me perdonarían y vendrían en nuestra ayuda, en cuanto supieran dónde podían encontrarnos. Ya sabes tú, cómo eran de buenos y generosos tus abuelos… y ¡cuánto te querían, ¿Verdad hijo?..!

 

Pasé los meses de tu embarazo en un convento…El mismo, en donde una noche trágica, se presentó, por fin, tu abuelo con tu madre… a punto de dar a luz. A la mañana siguiente, tú ya habías nacido y te recibí, temblando y emocionada, en mis brazos; pero… Pero tu madre murió sin llegar a ver la luz de ese día, que para mí, a pesar de esa tragedia; fue maravilloso y feliz ¡nunca imaginé que se podía ser tan dichosa...! Sentía que contigo, recuperaba, de algún modo, a tu padre. Y la esperanza renació de nuevo en mi vida... La muerte y la vida siempre de la mano, inseprables, ya ves…

 

Allí estuve contigo casi un año… Yo, ayudaba lo que podía en el convento, y las monjitas me ayudaron a sacarte adelante, mientras me enseñaban cómo cuidar de un niño pequeño. Siempre les estaré agradecida por el interés y cariño que pusieron en los dos.

 

Una de las monjas, era hermana de tu abuelo (paterno), gracias a eso, todo se pudo conseguir en absoluto secreto. La idea, era que cuando nacieras, figuraras como hijo mío y que tu madre pudiera salir de allí, una vez recuperada, como si no hubiera pasado nada y, sin saber, a quien iban a entregar al niño… Tristemente, no sucedió todo como esperábamos y hubo que… Tu abuelo, nos había engañado a su hermana y a mí, a todos... Cariño:

Ante la muerte de ella durante el parto, confesó que… que la había retenido contra su voluntad, y que nunca estuvo de acuerdo con él, que lo que quería era abortar y olvidar….

Al parecer, el padre de ella, a pesar de que su hija fuera bastante independiente, hacía meses que al no tener noticias de la hija, había denunciado la desaparición. Temía que intentando abortar le hubiera pasado algo, denunció que iba embarazada… Tu abuelo, decidió huir. Decidió que saldría de España, aprovechando que estábamos muy cerca de la frontera con Portugal… Pero antes, arregló con su hermana, que el niño, tenía que seguir siendo para mí, que no lo entregarían a la familia de la madre, porque al fin y al cabo no te habían querido nunca tampoco.

 

 

En aquél convento, había otras mujeres, otros niños… y otras jóvenes embarazadas, algunas, dejarían allí a sus hijos después de dar a luz. Por eso, cuando la guardia civil fue avisada y fue a tomar cuenta del suceso, no sospecharon nada raro. Las monjas dijeron que aquella mujer llegó después de haber dado a luz, que la llevó un hombre que luego marchó sin avisar ni dar seña alguna…Contaron que ella iba mal y no pudo contar nada.

 

Así quedó la cosa, creyeron que habrían entregado por ahí al hijo o que habría nacido muerto y lo abandonaron.

 

Cuando, por fin, mis padres me consiguieron una casa en la ciudad, marchamos de allí y nunca más volvimos ni supimos de las monjas.

 

Tu abuelo, nunca volvió a España. Quedamos en no tener contacto alguno para que nadie pudiera comprometer tu futuro, apartándote de mí.

 

Y así lo cumplimos, hasta... En ese momento mamá se levantó, yo la seguí...

 

Hasta que hace poco, rompió ese pacto y alguien vino a verme de su parte… Se trataba de una persona contratada con el fin de encontrarme y entregarme una carta suya…

 

Mi infarto, hijo, sobrevino, a raíz de ella.

 

Me contaba que no quería morir sin…Me decía que quiere conocerte. Quiere verte Arturo.  ¡Exige verte porque dice que tiene derecho a ello! Dice…, que quiere nuestro perdón ¡a buenas horas! ..., es un cabrón, perdóname hijo, pero ese hombre es un canalla, un asesino…Y, también dice que se encuentra muy mal y que además, a pesar del tiempo transcurrido, tiene miedo a la justicia (no me extraña). ¡Menos mal! Que no imagina que vives en Francia… Arturo.

 

-Pero mamá, ¡qué importancia tiene! No sé porqué no quieres que,¡¡ porqué le odias así?… Yo estaría encantado de ir a ver a mi abuelo…

 

-¡Calla hijo! no digas eso, por Dios, ¡si supieras…! No creas que este hombre es como era mi padre. Mi padre sí era un abuelo, un hombre bueno que… que te quería, que respetaba y amaba a los suyos. Pero este, este es un …

 

-Se echó a llorar, Améli… lloraba y lloraba desconsolada mientras repetía siempre lo mismo: “¡Si tu supieras, hijo, si tú supieras!”

 

Cuando consiguió clamarse, se dirigió hacia su cómoda. Abrió uno de los cajones y de una caja sacó un papel arrugado mil veces y luego estirado… Me lo alargó diciendo:

 

-Esta es la carta, cariño. Para mí, este hombre, a pesar de lo que dice, carece de todo derecho sobre ti. Pero tú... Tú sí tienes el derecho de saber la verdad, a decidir... Aunque a veces, la verdad sea trágica y muy dolorosa, mi niño. Lo que vas a saber es terrible. Eso fue lo que casi me cuesta la… la vida.

 

Quiero, también, decirte algo. Algo, que he pensado detenidamente: Si a pesar de todo, quieres ir a conocerle, te ruego que lo hagas, solo en caso de ser por deseo tuyo, no por cumplir el suyo… ¡Ese hombre solo merece nuestro desprecio, Arturo! ¡El tuyo, el mío y el de tu pdre! Y por favor, a pesar de lo que él dice, no olvides nunca que eres hijo nuestro, solo nuestro: De Miguel y Laura.

Y si vas dile… dile, que ni en la hora de la muerte le perdonaría yo ¡NUNCA! (Díselo así hijo)”

 

-¡Dios…! Cuanto odio Y dolor resbaló por cada una de sus palabras, amiga mía…

 

Intenté calmarla.

 

-No te preocupes mamá… Si tú no quieres, si tanto te duele lo que haya hecho mi abuelo, pasaré de él. Te prometo que no iré a verlo, la verdad, nunca le necesitamos y ahora menos ¿no? ¡Tranquila, mamá no me asustes!

 

Más que abrazarme, cayó en mis brazos derrotada… No era capáz de imaginar qué cosa tan terrible le contaba mi abuelo en su misiva, pero lo que fuera, para ella, era como una daga que segaba su vida cada vez que pensaba en ello…

 

La acerqué a su sillón y la ayudé a sentarse. Y le ofrecí un vaso de agua para que pudiera tragar la pastilla que acaba de poner sobre su lengua… Recostó su cabeza sobre la butaca y cerró los ojos. Subí sus piernas sobre la banqueta y la cubrí con la mantita. La besé en la frente y me senté a su lado… No me atrevía a apartarme de su lado. Al ratito, vi que dormía y respiraba sin agobio alguno.

 

Entonces, busqué, en mi bolsillo, aquél papel arrugado y decidido  leí...

...

 

Amiga, que horror...Qué horror y desesperación puede provocar, a veces, un descubrimiento.

 

Leyendo la confesión de aquél hombre, pude comprender porqué mi madre se sintió perdida ¡herida!, porqué donde antes nació una sonrisa, brotó después sangre, como de una herida…

 

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UNA HERIDA DE MUERTE.

 


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