La felicidad, esa tan nombrada y anhelada siempre o casi siempre...Y digo casi siempre, porque a veces, estamos tan mermados que ni fuerza tenemos para desearla. La dicha que idealizamos a capricho, tal vez, no sea un imposible; pero en poco o Nada, depende de nosotros...
Sin embargo, la dicha, otro tipo de dicha, puede estar, ante nosotros o a la vuelta de la esquina,... por eso, estemos como estemos y donde estemos, pongamos de nuestra parte y hagamos el suficiente esfuerzo para abrir los ojos, porque si no, cómo podremos verla si por soñarla e idealizarla, seguimos con los ojos cerrados, caprichosamente, negándonos a verla y a sorprendernos con esa bella realidad.
Y digo más... si al abrir los ojos, no la vemos, seguro que está un poco más allá, a la vuelta, así pues: ¡No te detengas, sigue adelante...! En el intento, en la acción: Mira, escucha, canta un poquito, agradece, sé amable contigo y el entorno, sonríe, ¡respira...! y haz un poder y medita, que descanse la mente.
Hay tanta dicha a nuestro alrededor... tan serena, tan humilde, ¡brillando! aunque no nos deslumbre... No, esta dicha, no es deslumbrante, avasalladora, excitante, es... ES MÁS, mucho más: Nos conmueve, nos equilibra, nos pacifica... Hace grande todo lo que nos rodea y deja respirar a placer a nuestro sagrado y divino espíritu. Es un acto de reconciliación enmedio de todo el mundo y, a pesar de todo el mundo...
Es una cosita pequeñita, apenas un detalle de la inmensa belleza de la naturaleza, de alguien que nos ama, pero no de cualquier manera... es una alegría de otro que nos llena, un agradecimiento sin más pretensión, algo que "casualmente" conoces... Por cierto, ¿sabéis que la casualidad es un ángel?
Decía que, nuestra dicha, es una cosita pequeña, casi diminuta, como una semillita de esas que parecen pelusinas, casi invisible... ¡claro!, se tiene que colar por un suspiro nuestro en apenas un segundo, imaginaos;.. Pero una vez dentro, cual eso, cual semilla, se hincha, y estalla y, nosotros, sentimos entonces que tenemos la famosa y esquiva dicha...
El otro día, mientras marujeaba (hacía limpieza un poco más a fondo), algo voló a mis manos... ¡La dicha míaa! ¡Sí, sí, era mi dicha, una vez más se coló por mis poros...!
Leí curiosa y después, bueno después como si me estuvieran dando un baño los mismos ángeles.
La nota decía:
"...mi nacimiento fue una sorpresa para mis hermanos y mis padres. Mis hermanos eran adolescentes, y la familia entera se puso tan contenta que mis padres compraron una tarta para celebrarlo.
Cuando el médico dijo que en la siguiente consulta, ya se sabría si era un niño o niña, mis hermanos dijeron que querían ir. Cuando llegó ese día, toda la familia fue a ver la ecografía, y se supo que era un niño. El médico dijo a mis hermanos que teniían que pensar un nombre para mí, pero ellos contestaron que ya lo tenían elegido y que se llamaría..."
"Durante el embarazo, mi hermana ponía música para que yo me acostumbrara y me gustara la música como a ella y mi hermano daba gritos de lucha para que fuese guerrero como él..."
"Nací sin problemas, sobre las tres de la madrugada del día 31 de octubre de 1996...nací y fui bien atendido por todos, y me mandaron pronto a casa"
¿Verdad que, después de todo, no está lejos de nosotros la dicha, nunca... NUNCA?
Y es que la dicha nace siempre en todos los rincones, en los más humildes también...
CONFIA EN SU NACIMIENTO CIERTO
SEAS MUJER O VARÓN
Que por siempre os cubra el amor
(Flora;)