"Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,..."
A mayo, en esta parte del globo, se le llama el mes de las flores,
en nuestra cultura, también es el mes de María, madre de mi Señor.
Y es el mes en el que se celebra el día de la madre.
El sentir de la maternidad es una apertura; y qué curioso -me digo- porque la tierra se abre desde sus distintos puntos primaverales y de ella brota nueva vida, vida que se expresa y que alimenta todos los sentidos...
Todas las mujeres a las que sus hijos convierten en madre, hayan sentido la llamada de la maternidad o no, aman a sus hijos, casi siempre con todas sus fuerzas, y aunque a veces, estas, estén muy profundas..., ellas, como sea; escarban y se alimentan de la propia tierra para estar a la altura de tal empresa.
Pero el sentir de la maternidad profundo, es una apertura a otro nivel; creo... y no tiene porqué estar directamente relacionado con haber tenido hijos, naturalmente hablando.
Y esa apertura se puede dar tanto en hombres como en mujeres ¡porqué no...!
Es un sentir del corazón... y no hablo de nuestro noble y maravilloso músculo cardíaco;
-aunque ese sentir, como cualquier otro, le toque de lleno-
hablo, de ese centro, del ser, que se halla o siente, más o menos tras el esternón, también llamado; hueso del alma
¡qué hermoso nombre!
...
Esa apertura, esa maravillosa apertura,
de tan dulce duele...
"lamadre"