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12 abril 2018 4 12 /04 /abril /2018 21:49

Te he echado de menos...

 

 

¿Sabes? he estado a punto de escribir, cuánto me hubiera gustado que estuvieras a mi lado, deseé que hubieses sido tú, quien me guiase, quien me ayudase a elegir y proyectar el viaje; pero, ¡estás tan lejos…! De todos modos, seguramente, no estabas porque, este, no era un viaje a compartir, ni siquiera en su proyecto…

 

Fue duro comenzar, tenía miedo a no saber reaccionar, a que mis sentimientos, como  tantas otras veces, se bloquearan y quedar paralizada y sentir el frío y la dureza de la estatua una vez más. Hay situaciones tan incompresibles, tan fuera de razón…

 

Sabiendo que tenía que hacer esto por mí y solo por mí, sin embargo, en mi mente seguían apareciendo otros seres y sin querer, volvía a sentir que se lo debía a ellos, como si yo, fuera "culpable" de sus posibles problemas, de sus sufrimientos y  destino… incluso, llegué a pensar que eso me sucedía como medio de retrasar un poco más el ir, porque me hacía dudar y dar mil vueltas sin decidirme, sin hacer nada.

 

Al fin lo hice. Subí al tren y emprendí el viaje, no sé cuantas paradas hubo, solo sé que fueron muchas y, que en cada una de ellas, sentía que tenía que volver porque no estaba preparada. Estaba convencida de que no podría solucionar nada, de que   entre aquellas personas que me esperaban, no había ninguna que fuera la que aguardaba el mensaje que tenía yo para  entregar. Me sentía descorazonada, impotente, culpable de no acertar a solucionar aquella carga que  se había filtrado en mi sangre, haciéndome responsable del testigo como último y definitivo corredor encargado de llevarlo a meta…, ¡porqué lo acepté si no iba a ser capaz de ver de dónde llegó y cómo acertar a liberarlo! Sentía que iba camino de un destino, tal vez, equivocado.

 

No sé cómo consentí, pero llegué al fin a la casa…

 Era muy antigua, aunque se mantenía en perfectas condiciones, no había ninguna señal de ruinas como había imaginado al pensar en ella…era habitable, desde luego; pero al entrar sentí frío y un gran escalofrió me recorrió todo el cuerpo; la mujer que la cuidaba y que me había recibido, se dio cuenta  y me sonrió comprensiva, con su boca mellada, mientras me frotaba los hombros enérgicamente. Tenía una mirada pícara, pero tremendamente tierna; sus manos eran robustas, fuertes, con la piel curtida y las venas gruesas, sobresaliendo; se notaban muy trabajadas.

 

Tomó mi bolsa de viaje y me llevó al piso de arriba, llegamos a un pasillo  largo  con puertas a un lado y a otro que desembocaba en otra escalera, seguimos por ella y al final, entramos a  una especie de vestíbulo donde había una puerta de dos hojas, la abrió y pasamos a una sala de estar muy acogedora, había una pequeña chimenea  prendida… la mujer se volvió sonriendo y me habló:

 

-El amo, me dijo que  sería tan friolera como su hija… por eso pensé que le gustaría.

 

Esto último, lo dijo mirando hacia el fuego… le di las gracias intentando sonreírle, pues aún estaba impresionada de encontrarme allí y del frío que sentí al entrar.

 

Esta sala, daba paso a dos habitaciones, la mujer me explicó que una, era la de la señora y la otra, la de la niña. Me contó, también,  que el amo le dijo que tenía que abrir y preparar esta sala y las dos habitaciones.

 

-No tendría que haber preparado las dos, cualquiera de ellas me hubiera valido, siento que haya  tenido más trabajo por mí.

 

-Era mi obligación, no se preocupe que yo estoy acostumbrada y hago con gusto mi trabajo y, es usted, la que tiene que decidir cual  desea ocupar…

 

Después, me contó que hasta el día siguiente no llegarían los demás, que dedicara el tiempo a descansar o a lo que quisiera… y que cualquier cosa que necesitara  se lo avisara y  que si me apetecía,  por la tarde me acompañaría a dar un paseo por la finca. Después, salió de la sala. Yo, cerré las puertas que daban al vestíbulo y me senté en una butaquita que había al lado de la chimenea, eché la cabeza sobre el respaldo y cerré los ojos…  nunca hubiera imaginado que me ofrecerían estas habitaciones, al fin y al cabo, a pesar de mi parentesco con la hija, seguramente, me verían como intrusa y enemiga…la primera prueba la tenía ya ante mí, pensé.

 

Abrí los ojos y me incorporé para mirar hacia las puertas cerradas de las dos habitaciones contiguas y que me recordaban que tenía que decidirme por una de ellas.

 ¡cuál tengo que elegir! No sabía si verlas antes o decidir sin mirarlas siquiera

 

 ¡no… de ninguna manera! Recordé lo que tú me habías contado tantas veces:

 

 “La emoción es fundamental… tienes que sentir y reconocer qué sientes, mirar y escuchar la emoción sin juicio”

 

https://youtu.be/CNhPtXI5_Qk

 

(Sentir  hace posible el reconocimiento)

 

 

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Comentarios

J
No me entere de nada. Qué raro escribes.
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F
¡Ay, los juicios...!<br /> <br /> Si te interesa algo sigue intentándolo, si no, déjalo y a otra cosa. El tiempo es oro y hay que dedicarlo "a la prosperidad"<br /> <br /> ¡ Gracias y Salud!
M
Uisssss, ya empezamos, ya me tienes enganchadita, me encanta leerte, felicidades por tu sexto cumpleaños preciosa, la canción de Luz me gusta mucho. Besitos linda.
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F
Gracias, corazón... tú siempre tan amable :)<br /> <br /> La canción de Luz, desde luego es preciosa. <br /> <br /> Un abrazo de luz...