A veces, cualquier justificación vale para mostrar que nos sentimos peleados con el mundo y alimentar el ansia de violencia. La vida, trae hechos que nos parecen terribles ( y son terribles) cosas que no comprendemos que no aceptamos... "cosas de los otros". Son hechos, en los que todos, de alguna manera, tenemos una responsabilidad, aunque creemos que... creemos que toda esa la maldad llega de afuera. Creemos, que nosotros, solo somos víctimas de ella. Nos enfadamos mucho... y sin ni siquiera darnos cuenta, traspasamos límites. Primero, nos erigimos en de víctimas, más tarde en jueces y al fin, en verdugos... y tiramos piedras, muchas piedras... queriendo lapidar con nuestro odio, al que creemos único responsable... nos olvidamos que cuando señalamos con un dedo a otro, tres, apuntan hacia nosotros mismos.
Somos tristes, muy tristes.
Ni siquiera somos capaces de ver y respetar el dolor, trágico dolor, de los otros... de los verdaderos dolientes
En vez de alimentar con amor, la paz, encendemos una hoguera en mitad de la plaza, y con la falsa excusa de apoyar a otros, desahogamos nuestra violencia, insatisfacción, resentimientos y miedos.
Llegados a estos extremos, y recordando una histórica frase que decía:
"Irse, si me queréis, irse"
Tal véz, algún auténtico doliente nos diría:
"Callad, si nos queréis, callad y marchad en paz"
Comenta este artículo …