Paseando a lo largo y ancho del primer día de eso que llaman, "fase uno"...
Como siempre salí "a mi aire..." ese aire que es de todos y ante el cual, parecían haberse conjurado tantos. Muchos... las estadísticas o tantos por ciento, lo confieso, no es lo mío, así en forma de porcentaje, no diré NADA. Os lo diré en la manera normal, o natural, en la que me comunico con el resto del mundo...
en la calle, había gente, bastante gente. Mi sorpresa fue en aumento, pues había más gente embozada que nunca antes -¡qué está pasando! ¿me he perdido algo?-
Lo pensé así, de pronto, porque claro, como no escucho ni veo noticieros, casi nada y solo lo esencial...
solo por saber a qué atenerme un poco y por tener noticia de , cuánto y hasta donde "nos van dando cuerda" -como se hace con las bestias-
Pronto, me di cuenta de que no había nada nuevo, porque si no, hubieran llamado a la policía, al verme "fuera de la ley". Porque yo, iba abierta al resto del mundo, sin máscara alguna. Me miraban mucho, y, la mayoría bien, otros con cierta preocupación, como advirtiendo que tendría que cuidarme y; dos o tres, en particular una persona, me "malquiso" con una mirada y gesto que no calificaré -por egoísmo personal-
Seguí adelante, algo triste, pensando "¡no puedo, no quiero ser la única sonrisa amable!" y no, no lo fuí; entre la ida y la vuelta a casa, hubo tres seres más, que, como yo, iban abiertos al mundo y compartiendo buen semblante así como el aire... mucho más sanos, estos, que el propio aliento contaminado de uno mismo y el malestar que eso puede producir al alma y al cuerpo.
Los cuatro conocidos que encontré y saludé... se pararon un momento conmigo, fueron muy amables y cariñosos. Me dijeron que solo usaban la mascarilla por respeto a los demás -¿qué podía decir yo, que no respeto a otros?, opté por la sonrisa y el silencio, respetuoso siempre-
Y de ese respeto "debido", quiero comentar algo...
muchos, sabemos ya que no podemos dar, ofrecer o compartir algo, con otro, si no lo tenemos ¿cierto?
Pues bien, siento que el respeto, como todo, empieza por uno mismo y continua así, de adentro hacia fuera porque lo que no contengas en ti y para ti, no lo vas a poder sacar hacia el exterior para nadie. Si no uso mascarilla al aire libre,- en la calle- es porque me respeto, porque sé que usarla perjudica mi salud y si tengo mala salud, mala salud será lo que tendré para mí y para compartir con los demás y, compartir eso, mala salud, pudiendo cuidarme para estar más saludable, es precisamente falta de respeto hacia mí y hacia el otro.
No quiero ni provocar, -como alguien ha insinuado- ni ser señalada como desconsiderada -incluso, sabiendo que no es el caso- ya me cubro cuando entro a un recinto cerrado y hago lo que tenga que hacer lo más rápido posible. Ciertamente, no aguanto mucho así, embozada; pero lo aguanto para esa seguridad ilusoria que necesitan los demás y también, lo confieso, para que no me echen - ¡qué triste!-
La verdad, mi observación es
que, ese respeto a los demás que todos podemos usar como excusa, no es otra cosa que miedo en distintas variantes. Unos, porque creen lo que le han repetido una y mil veces desde los distintos medios destinados a "informar" (limpieza de coco y nueva memoria de qué puedo y no puedo) y otros, porque tienen miedo "a un poder represor" ( y lo comprendo y respeto mucho) tanto, como a ser señalado por los otros como "pecador" y desconsiderado con su prójimo o vecino.
Pero este falso respeto tan cacareado, esta manera "correcta de..." me trajo un recuerdo...
"Sepulcros blanqueados" llamó Jesús de Nazaret (amado nazareno) a los escribas y fariseos... y seguramente, también podrían ser así llamados, los políticamente correctos, todo y solo, apariencia.; con perdón :/