No sé decir, de verdad, quiero... o no quiero,
esto o aquello.
No sé si deseo más allá de los límites del cuerpo.
No sé porqué, a veces, dudo de si me atrevo o no puedo.
Dudo, dudo de todo lo que Creo.
Dudo tanto, que también dudo de lo que no creo;
( y digo, creo, de crear)
y se queda lejos, muy lejos,
en un mundo anterior al deseo;
no se acerca, ni un poquito, a la frontera del universo de los sueños...
Pero aún así te escribo,
sin más deseos.
Quería darte las gracias por tu, siempre. inmensa gracia,
por tu eterna magia, querido Gaspar...
por descubrirme la estrella,
por hacerme aceptar la ilusión sin llamarla,
por rescatar, tantas veces, a la niña perdida,
por quererla... y, sobre todo,
"por tus dos o tres segundos de ternura"
¡GRACIAS, te amo!
P.D.: Te dejo leche, galletas y una rosa sin espinas.
"No me hace falta la luna, ni tan siquiera, la espuma,
me bastan, solamente, dos o tres segundos de ternura"